sábado, 17 de agosto de 2013


EL VULGAR ROSTRO DEL REGIMEN

 
Nada es más dañino para una sociedad, que permitir que la ignorancia y la vulgaridad adquieran inmunidad.
                                                          Antonio Semprun

La reciente participación de Pedro Carreño en la Asamblea Nacional,  individuo que conforma el advenimiento al escenario político del país de un grupo de personajes  que parecieran sacados de una historieta de gánster, carteristas, y arribistas  como consecuencia de un episodio gris de nuestra historia contemporánea, expone de forma descarnada la realidad que ese grupo le ha impuesto al país.

El diputado con su lenguaje procaz y soez, dejo ver, en lo que un grupo de filibusteros ha convertido las otrora instituciones solemnes  del país, no hay espacio en Venezuela que  la banda de delincuentes haya ocupado  donde impere la decencia, no existe lugar que no hayan convertido en  baño de orillas de carretera.

La llegada al poder de los autores del 4 de febrero de 1992, pareciera haber traído a Venezuela las siete  plagas que afectaron a los egipcios, la expresión quiere decir que alguien, algunos o todo un pueblo están recibiendo un padecimiento o castigo de proporciones bíblicas,  inimaginable e insuperable, oscuridad, piojos, moscas, langostas, tumores y ranas.

 El país va cuesta abajo por un empinado precipicio, mientras sus verdugos, una sociedad de invasores y apátridas solo se preocupan por llenar su ego y sus bolsillos, un viejo refrán reza "De la Carrera solo queda el cansancio", pareciera ser esa la esperanza de un pueblo noble que espera que en esa carrera se estrelle la pesadilla a la que han sometido al país un grupo de delincuentes.

Mientras la ilegitima marioneta que está al frente del país, obedece dócilmente  los movimientos de  hilos que desde el extranjero lo manipulan para imprimirle   velocidad a la dictadura que se implantó en Venezuela, la oposición gatea en pequeños espacios, a pesar de contar con el hastió y la decisión de un  pueblo de defender su futuro y cobrar la ofensa que tiene como presente.  

Pedro Carreño, es solo un rostro miserable de la enorme galería que ha hecho que  Venezuela, haya sido descubierta en el mundo por la inmoralidad, la corrupción, la vulgaridad, el irrespeto y la solidaridad con la necesidad externa, mientras internamente se trata a sus ciudadanos como indigentes a quienes la inseguridad asesina día a día.

 En Venezuela la inexperiencia de un bien intencionado actor se enfrenta a la experiencia de dos sanguinarios ancianos que luchan por la subsistencia de su dictadura, cuando el joven actor entienda que no hay poder  humano que detenga la decisión de un pueblo a ser libre, sabrá que no importa los judas que lo rodean, dará al traste con el modelo criminal que se nos quiere imponer desde Cuba.

Cnel (GN) Antonio Semprun

@antoniosemprun