Cnel (GN) Antonio Semprun
Si volteamos años atrás para mirar la historia contemporánea de Venezuela, tenemos que reflexionar como hemos vivido en los últimos diez años y que nos ha tocado vivir en los últimos diez años. Esa reflexión nos permitirá darnos cuenta que la vida de Venezuela y de sus habitantes la iba a cambiar un personaje que valiéndose de la impotencia y la necesidad de un pueblo cansado de escuchar promesas no cumplidas, se paró en las plazas de cada pueblo y profirió mentiras a los cuatro vientos, mentiras disfrazadas que sonaron bonitas y creíbles.
Era entonces, lo que el venezolano necesitaba escuchar porque sonaban a progreso, a lucha contra la corrupción, a libertad de expresión, a buena salud a la educación integral, a puestos de trabajo. De esa manera vilmente engañó a un pueblo que cautivado por el futuro que le ofrecía a Venezuela, olvidó que para lograr su objetivo, ese mismo personaje la madrugada de un cuatro de Febrero atacó la residencia presidencial de un presidente legitimo para derrocarlo y así dejaba en su intento inicial de tomar el poder por la fuerza a decenas de hogares venezolanos enlutados por la muerte de sus hijos a quienes también llevó con mentiras a enfrentarlos cara a cara con la muerte mientras El, se encontraba escondido en una instalación militar.
El sentimiento de esperanza que despertó en el pueblo venezolano escondiendo su verdadera pretensión no dejó ver que lo que empezaba manchado con la sangre de los venezolanos no podría ser jamás un futuro promisor, seria por el contrario repetir una y otra vez la historia en donde los hogares del pueblo venezolano se verían enlutados, esta vez no por conseguir el poder sino por su deseo de perpetuarse en él. Este personaje llegó a un país en el que con sus defectos y equivocaciones sus ciudadanos eran libres, amables, amistosos.
Venezuela era un país donde no existían diferencias de clases, donde el color rojo no identificaba a nadie sólo era un color que resaltaba la belleza de la mujer venezolana, donde se respetaba la iglesia, donde se respetaba la propiedad privada, donde la meritocracia era la llave que abría las mejores oportunidades, donde en los hospitales no había que llevar los insumos para evitar que murieran los familiares, donde no había escasez de alimentos e inclusive se podía seleccionar un producto de otro para su adquisición, donde se promovía la inversión extranjera y se incentivaba la nacional, donde no se prestaba el suelo sagrado de la patria para que sirviera de aliviadero a grupos de narcotraficantes y terroristas, donde las relaciones con los países vecinos eran amigables y respetuosas, donde la palabra guerra no era de uso dominical, donde los venezolanos jamás pensaban en emigrar, donde no existía en la mente de los venezolanos una palabra ignorada en los diccionarios: EXILIO, donde estábamos orgullosos de nuestros símbolos patrios , de nuestras siete estrellas de hacia donde corría el caballo en el escudo nacional y del nombre de nuestra patria, donde nuestros billetes eran bonitos, donde había separación de poderes lo que permitía dictar una sentencia para indultar inclusive a quien en un intento por apoderarse a la fuerza del poder volvió las armas contra su pueblo, donde el estado no se inmiscuía en la educación de los hijos, donde un presidente en ejercicio podía ser juzgado por malversación de los bienes de la nación, eso y mucho más era Venezuela, antes que el actual presidente venezolano asumiera la presidencia que ganó legítimamente porque un pueblo noble que creyó en las promesas que El le hizo salió a la calle masivamente a votar por el futuro que le ofrecía un mercader de la mentira y el engaño.
Aquel cuatro de diciembre de 1998, nadie detuvo a un pueblo que en su afán de defender el derecho de tener un mejor futuro salió a hacerse sentir. Los venezolanos demostramos ese día el poder de un pueblo unido donde todos eramos venezolanos sin diferencias. No sigamos preguntándonos cuando terminará esta pesadilla, porque sólo terminará cuando tomemos la decisión de que termine y eso sólo pasará cuando esa pregunta colectiva nos embargue el pecho, el corazón, la mente y se convierta en un sentimiento nacional porque la rabia, la frustración, la desesperanza no puede ni debe ser mayor que nuestro deseo y nuestro sueño de ser LIBRES OTRA VEZ.
El presidente venezolano se valió del sueño de los venezolanos de tener un país mejor y con mentiras y engaños nos hizo creer que EL haría de este sueño una realidad. UNAMONOS OTRA VEZ, dejemos de ser victimas y seamos todos los arquitectos de nuestro propio destino, HAGAMOS DE VENEZUELA UN PAIS LIBRE, SOBERANO Y LIMPIO.