La sentencia
condenatoria impartida contra Leopoldo López y tres estudiantes por la
Juez Susana Barreiros, ratifica el estado de putrefacción de las instituciones
venezolanas convertidas después de
dieciséis años en refugio y madriguera de delincuentes que le vendieron el alma
a un régimen depredador y forajido.
La decisión
de la juez Susana Barreiros, produjo no solo el repudio nacional, se sumo a
este sentimiento el repudio en el ámbito internacional, pero el hecho está
consumado se dictaron largas sentencia de prisión a venezolanos inocentes de
los delitos que se le imputaban.
Lo que
ratifica que el grave problema que enfrenta Venezuela desde hace más de una
década no es el régimen encabezado por ignorantes, ladrones, saqueadores y narcotraficantes que se apoderaron del
poder y trataran por cualquier medio de quedarse en él, el problema es la ausencia de quienes se
erigieron como líderes de oposición y su
incapacidad de interpretar la impotencia de los venezolanos y sus deseos de
luchar por el respeto y la libertad que merecen.
EL régimen
consumo un acto más en la ruta que se trazó para imponer su voluntad a treinta
millones de venezolanos y ratifica con ésta decisión que en Venezuela se
implanto una dictadura, porque solo en esos sistemas se condena a prisión a
ciudadanos inocentes a quienes se quiere acallar y usa la sentencia como
escarmiento para quienes pretendan levantar la voz en su contra.
El repudio
internacional será un eco lejano, mientras en las cárceles venezolanas crece la
población penal por veredictos impuestos desde un sistema judicial dependiente
del poder ejecutivo integrado por Jueces
serviles como Susana Barreiros, que
están dispuestos a cambiar la toga y el birrete por un pasaporte
diplomático o cualquier otro beneficio
personal a cambio de complacer a sus amos, sin importarles la desgracia que sus injustas decisiones imponen a familias
venezolanas.
Cnel (GN) Antonio Semprun
@antoniosemprun
Coronelantoniosemprun.blogspot.com