- Antonio Semprun
Cnel.
(GN) Antonio Semprun
Oficial
de la Plaza Altamira
El poder, instrumento que autoriza a quien
lo posee para generar progreso o empobrecer una nación, es la carga más pesada
que arrastra el dictador venezolano quien pretende utilizarlo una vez más para
extender una sombra de dudas y desesperanza sobre la real posibilidad que
tienen los venezolanos de rescatar a Venezuela de las fauces mal olientes de la
jauría de animales que pretenden engullirla.
A Chávez le llegó la hora que más temen
los dictadores, perder el poder que les dá impunidad, que les permite destruir
tradiciones, separar familias, sembrar odios y desgraciar un país, cuando esa
hora les llega les toca enfrentar decepciones, traiciones, ver la realidad de
los afectos y las lealtades que les brindaban quienes se hacían ver como
incondicionales, perciben la disfrazada lealtad, las bien estudiadas muestras
de afecto que profesaban que resultaron no ser a su persona, era lo que de ella
podían obtener, ese también es el precio que pagan los ególatras.
Le toca ver al dictador como desembarcan presurosos
en
cualquier puerto sus antiguos incondicionales para salvar el pellejo, el que
usaban como tela para cubrir un pozo de podredumbre que dejó escapar su hedor insoportable. Ve como
del barco saltan ratas que fueron sus edecanes y sus hombres de más confianza,
a quienes les pesa tanto la culpa de haber formado parte del pozo que en
cualquier lugar del mundo donde ya no los protege la impunidad, la mirada de
cualquier uniformado sin autoridad les produce pánico y quieren descargarse de
las culpas
Chávez, pretende enviar a sus aturdidos seguidores una señal de tranquilidad en un régimen que implosiona, que se cae a pedazos,
ante esta circunstancia pone en evidencia lo que es una realidad incuestionable
que en Venezuela se implantó una dictadura disfrazada de democracia.
En las democracias, la salud del presidente no causa hermetismo, ni encarnizadas luchas por el poder, se acata la Constitución y no existe el temor por la transferencia del poder, ese temor solo existe cuando se ha desmontado un gobierno democrático para convertirlo en un régimen autocrático que fundó sus bases en la corrupción, el engaño y el saqueo.
La chequera de los venezolanos usada por Chávez a su discreción le permite comprar la conciencia de quienes los valores económicos arropan los valores éticos y el sentimiento nacionalista que debe existir en hombres de bien por un país que un dictador y su corte convirtió en guarida de delincuentes. Cuanto tiempo les durará a los dueños de encuestadoras Venezolanas la mentira que sin vergüenza arrojan a los venezolanos sin otro propósito que engordar sus bolsillos y causar zozobra y angustia en un pueblo que necesita inyectarse una dosis de confianza y esperanza
No debe existir duda alguna en el pueblo de Venezuela que una terrible enfermedad mina la vida de quien la historia le puso en la mano un histórica oportunidad de hacer de Venezuela el país que merece ser, la única preocupación del pueblo venezolano debe ser atender a Venezuela para sacarla de la terapia intensiva en la que la ingresó el enfermo, a El que lo atienda su familia y los asustados incondicionales que aún no han tenido oportunidad de saltar del barco.
En las democracias, la salud del presidente no causa hermetismo, ni encarnizadas luchas por el poder, se acata la Constitución y no existe el temor por la transferencia del poder, ese temor solo existe cuando se ha desmontado un gobierno democrático para convertirlo en un régimen autocrático que fundó sus bases en la corrupción, el engaño y el saqueo.
La chequera de los venezolanos usada por Chávez a su discreción le permite comprar la conciencia de quienes los valores económicos arropan los valores éticos y el sentimiento nacionalista que debe existir en hombres de bien por un país que un dictador y su corte convirtió en guarida de delincuentes. Cuanto tiempo les durará a los dueños de encuestadoras Venezolanas la mentira que sin vergüenza arrojan a los venezolanos sin otro propósito que engordar sus bolsillos y causar zozobra y angustia en un pueblo que necesita inyectarse una dosis de confianza y esperanza
No debe existir duda alguna en el pueblo de Venezuela que una terrible enfermedad mina la vida de quien la historia le puso en la mano un histórica oportunidad de hacer de Venezuela el país que merece ser, la única preocupación del pueblo venezolano debe ser atender a Venezuela para sacarla de la terapia intensiva en la que la ingresó el enfermo, a El que lo atienda su familia y los asustados incondicionales que aún no han tenido oportunidad de saltar del barco.