- Antonio Semprun -
Cnel. (GN) Antonio Semprun
Oficial de la Plaza Altamira
En Venezuela la dictadura avanza paso a paso mientras la democracia retrocede en carrera. El Teniente Coronel Presidente solicitó a la Asamblea Nacional conformada por diputados y diputadas que como ''zarcillos que penden de las partes intimas del dictador'' obedecen sin chistar la promulgación de un conjunto de leyes que enmarca cada vez más a Venezuela en un Estado cuyas autoridades tienen un comportamiento al margen o contrarios a la llamada comunidad internacional incumplimiento los convenios internacionales válidamente suscritos y vigentes y desacatando las decisiones tomadas por los organismos internacionales encargados de garantizar la paz internacional en un Estado Forajido.
Entre las leyes solicitadas el dictador ordenó aprobar por cuarta vez una ley habilitante, instrumento legal que lo habilita para dictar decretos con Rango, Valor, y Fuerza de ley durante 18 meses. Una ley que habilita a quien desde hace once años se habilitó para hacer de Venezuela una desgracia de país en donde sus habitantes viven cada día las consecuencias de un enajenado mental que se burla del pueblo a sus anchas. En una reciente tertulia con uno de sus bufones, el Vicepresidente Elías Jaua se mofaban sobre el tiempo por el que se podia otorgar una ley habilitante. Las respuestas acompañadas de risas fueron seis meses, dieciocho meses, cuatro años o hasta veinte años.
Desde hace once años en Venezuela no se legisla a favor del Estado Venezolano, se legisla en favor de un apátrida que continua dando pasos para consolidar su esperpéntico proyecto mientras la oposición política representada en la Mesa de la Unidad (MUD) deja oír a muy bajos decibeles su grito de rebeldía, se pulveriza la solución mágica que los llevó a ocupar un curul en la Asamblea Nacional ''La Unidad'', se pulveriza porque avezados políticos, otros no tanto se han empeñado en ignorar la fortaleza de un pueblo desconcertado pero decidido a luchar por el futuro de sus hijos y el rescate de la democracia. Han convertido al pueblo venezolano en un elefante de circo, un noble animal que posee fuerza descomunal que sin embargo se siente atado, dominado por una cadena sujetada a una estaca débilmente enterrada, sólo tendría que decidir liberarse y usar una insignificante porción de su fuerza para ser libre.
El dictador venezolano debe sentirse asustadamente tranquilo ante tanta pasividad que le ha permitido avanzar, pasividad que le ha sido útil cada vez que ha lanzado un globo de ensayo para evaluar la reacción del noble pueblo encadenado y sólo ha escuchado gritos de silencio, escaramuzas de protesta, espasmódicas reacciones y visitas a organismos internacionales que son silenciosos jarrones chinos ante las aberrantes acciones que se toman en contra del país y de los venezolanos. El análisis del dictador sigue siendo una constante '' Lo aceptaron, se resignaron, ya saldrán los mismos de siempre a dar unos cuantos gritos pero no pasará de allí. Así que procedamos a paso de vencedores a consolidar la revolución''.
El noble pueblo venezolano no sólo está siendo humillado y pisoteado por un cobarde rodeado de cómplices, está siendo ignorado por quienes tienen el deber de despertarlo para que con la descomunal fuerza que posee ponga fin a la tiranía que lo tiene sometido, está siendo ignorado por quienes tienen la responsabilidad de no permitir que a los venezolanos les gane el miedo que los convertirá en zombis y permitan que les roben la patria. Con la aprobación de este conjunto de leyes en Venezuela se está bajando la Santamaría de la democracia.
Los dictadores, la anarquía, el comunismo sólo permanecen cuando los habitantes de los pueblos lo permiten. La historia es una tienda de espejos de donde se pueden copiar los ejemplos que nos devolverán el respeto, el futuro y la libertad.