sábado, 4 de febrero de 2012

Venezuela está en Emergencia

Quien en busca de mejorar su opción de vida se equivoca, es imperioso que rectifique, la rectificación requiere mayor sacrificio que la elección
- Antonio Semprun

Cnel. (GN) Antonio Semprun
Oficial de la Plaza Altamira

Veinte años han transcurrido desde que Hugo Chávez utilizara las armas de la República para atentar contra un gobierno legítimamente constituido, día en el que murieron más de un centenar de venezolanos, unos defendiendo la democracia otros engañados por su comandante, el mismo Teniente Coronel del Museo Militar que ha querido imponer la trágica fecha como una celebración nacional cuando en realidad es una fecha de luto para Venezuela y los venezolanos. A este tipo de invitaciones donde no hay nada que celebrar porque lo que se impuso en ella fué el fracaso, la muerte y la cobardía. Los invitados que asistan a la reunión deben ser asesinos, dictadores y cómplices para estar a la altura de tan lúgubre celebración.

Hoy Venezuela es dirigida entre dos Constituciones, la que está en el papel que con frecuencia se muestra en un diminuto libro azul que a pesar de haberse hecho como traje a la medida para implementar un proyecto totalitario, es la fachada para los desmanes, esta la otra Constitución la del día a día con la que se dirige el destino del país, la que se implementa de acuerdo a como se le vaya presentando la situación al régimen. Esa copia alterada es usada como escudo para resolver las consecuencias de las irresponsabilidades cometidas por el jefe de la revolución y sus personeros. El pasado domingo en el programa ''Aló Presidente'', un deslegitimado mandatario expresó. ''Los bancos privados si no quieren cumplir con la Constitución y la ley, bueno yo no tengo problema, lo repito, de nacionalizarlos pues ven a mí que tengo flor pero nosotros tenemos que hacer cumplir la Constitución y las leyes de esta República, estamos obligados a hacerlo.

Los venezolanos son obligados a cumplir lo establecido en la Constitución que se aprobó en 1999 mientras el gobierno encabezado por Chávez aplica la Constitución del día a día. Ahora los bancos privados deben resolver la grave situación del agro venezolano en otrora productor del ochenta por ciento de los productos que se consumían en el país, hoy el campo venezolano está convertido en cementerio de tierras improductivas después de la desafortunada política de expropiaciones llevadas a cabo por las autoridades del régimen, aún así quien es responsable directo de la quiebra del agro en Venezuela pretende con el producto del trabajo y el esfuerzo ajeno obligar a los bancos privados a ejecutar medidas de salvamento.

En la Constitución del día a día existen venezolanos fanáticos embriagados por cuotas de poder otorgadas con propósitos y alevosía que los llevan a sorprender a la niñez venezolana en su inocencia como ocurrió con el denominado Colectivo La Piedrita quienes frente a un mural donde se puede ver a Jesucristo y la Virgen de Coromoto empuñando ametralladoras,sentaron a niños como trofeos de una ''Revolución'' miserable haciendo lo propio y con el rostro cubierto por un pañuelo para señalarles de manera equivocada el camino de ''lealtad'' que deben recorrer para ser aceptados por el jefe de un régimen que no sólo está destruyendo el país, sino que se apoderará de su futuro. Los venezolanos fanáticos que se agruparon frente a la sede de la Asamblea Nacional el pasado 26 de Enero exigían respeto a los niños de la Piedrita porque según ellos lo único que tenían en la mano era la Constitución.

Venezuela desde hace trece años está convertida en un país en extinción donde no existe un problema más grave que otro al que es urgente atender porque todos sus problemas son por igual de magnitud alarmante entre los que debe sobrevivir la sociedad venezolana, no así el Presidente de la República y sus incondicionales que viven exonerados de obstáculos para obtener divisas extranjeras, en sus neveras no abunda la escases, viven tranquilos rodeados de anillos de seguridad que los aleja del grave problema que también afecta a diplomáticos extranjeros que ejercen sus funciones en el país con la capital más peligrosa del mundo.

Los venezolanos han cometido errores garrafales, cuando aventurados en la búsqueda de una mejor y merecida calidad de vida optaron por elegir lo que creyeron era una esperanza que dejó ver su verdadero rostro, un proyecto político convertido en fiasco de medidas desproporcionadas. Corresponde ahora ser protagonistas nuevamente, ésta vez para rectificar el error cometido, no importa lo que se hizo para llegar al desastre en el que Venezuela está sumergida, lo verdaderamente importante es lo que se hará para salir de él.