La
ignorancia que acompaña a Maduro no por obrero, por incapaz, empuja al país a
un escenario deprimente, si bien es
cierto, su difunto padre político le
heredo un país desgastado, saqueado, golpeado entre otros problemas por la inflación, el desempleo, la inseguridad y
el desabastecimiento, no es menos cierto que el ilegitimo presidente no está
capacitado para conducir un país, por lo que acude a la peligrosa ayuda
extranjera que le garantice status quo.
El uso del populismo como política de estado, las arbitrarias expropiaciones, la persecución
a la empresa privada, la devaluación del
bolívar que dejo ser fuerte para
convertirse en raquítica moneda, el
incremento a los precios de los artículos de primera necesidad, y la pérdida de millones de toneladas de alimentos
en los puertos del país, imponen la necesidad de una economía de guerra
en el quinto país productor de petróleo del
mundo.
En
Venezuela, en esta oportunidad no se dio un golpe militar como sucediera el 4
de febrero de 1992, por quienes tenían el monopolio de las armas, esta vez la
ilegitima cúpula que usurpa el poder dio un golpe de estado económico, como consecuencia de la incapacidad para poner
en marcha el aparato productor de un país al que han canibalizado.
Las
deficiencias del ilegitimo Pedro Navaja, no debería preocupar tanto a los venezolanos
si solo fuese porque desconoce los estados del país que desgobierna, lo que ya es una tragedia, debe preocuparnos, las decisiones que tomará
durante sus faraónicas giras cuando se
siente frente a personas inteligentes, sagaces que tiene como único objetivo sacarle
una buena tajada de dinero ó de recursos
a Venezuela.
Maduro,
se pasea por países de América Latina, emulando
la mendicidad de la que se ha llenado las calles de un país rico en miseria, con una mano extendida y la otra en el
bolsillo donde guarda una chequera que no le pertenece, pide leche, carne, harina pan y lo que se ha
convertido en un suntuoso y escaso artículo de uso personal, un rollo de papel toilet.
Detrás
de esa injusta miseria, de la atribulada vida que deben llevar los venezolanos como
consecuencia de la situación que vive el país están los Castro, quienes
desde hace cincuenta años tienen los
ojos puesto en Venezuela y no están dispuestos a perder un centímetro del
terreno que una banda de delincuentes venezolanos les permitió invadir.
Cnel. (GN) Antonio Semprun
@antoniosemprun