sábado, 18 de mayo de 2013

UN MENDIGO QUE PAGA CON PETROLEO

Toda lucha tiene un objetivo, dudar en alcanzarlo por difícil que se muestre el camino es perder. -  Antonio Semprun  

La ignorancia que acompaña a Maduro no por obrero, por incapaz, empuja al país a un escenario deprimente,  si bien es cierto, su difunto padre político  le  heredo un país desgastado, saqueado, golpeado entre otros  problemas por  la inflación, el desempleo, la inseguridad y el desabastecimiento, no es menos cierto que el ilegitimo presidente no está capacitado para conducir un país, por lo que acude a la peligrosa ayuda extranjera que le garantice status quo.

El  uso del populismo como política de estado,  las arbitrarias expropiaciones, la persecución a la empresa privada,  la devaluación del bolívar que dejo  ser fuerte para convertirse en  raquítica moneda, el incremento a los precios de los artículos de primera necesidad, y  la pérdida de millones de toneladas de alimentos  en los puertos del país,  imponen la necesidad de una economía de guerra en el quinto país  productor de petróleo del mundo.

En Venezuela, en esta oportunidad no se dio un golpe militar como sucediera el 4 de febrero de 1992, por quienes tenían el monopolio de las armas, esta vez la ilegitima cúpula que usurpa el poder dio un golpe de estado económico,  como consecuencia de la incapacidad para poner en marcha el aparato productor de un país al que han canibalizado.

Las deficiencias del ilegitimo Pedro Navaja, no debería preocupar tanto a los venezolanos si solo fuese porque desconoce los estados del país que desgobierna,  lo que ya es una tragedia,  debe preocuparnos, las decisiones que tomará durante sus faraónicas  giras cuando se siente frente a personas inteligentes, sagaces que tiene como único objetivo sacarle  una buena tajada de dinero ó de recursos a Venezuela.

Maduro, se pasea  por países de América Latina, emulando la mendicidad de la que se ha llenado las calles de un país rico en miseria,  con una mano extendida y la otra en el bolsillo donde guarda una chequera que no le pertenece,  pide leche, carne, harina pan y lo que se ha convertido en un suntuoso y escaso artículo de uso personal, un rollo de papel toilet.

Detrás de esa injusta miseria, de la atribulada vida que deben llevar los venezolanos como consecuencia de la situación que vive el país están los Castro, quienes desde  hace cincuenta años tienen los ojos puesto en Venezuela y no están dispuestos a perder un centímetro del terreno que una banda de delincuentes venezolanos les permitió invadir.

Cnel. (GN) Antonio Semprun

@antoniosemprun