viernes, 10 de febrero de 2012

Si No Ejercemos Nuestros Derechos



No exigir los derechos que establece la ley es dejar que alguien imponga su ley.
- Antonio Semprun

Cnel. (GN) Antonio Semprun
Oficial de la Plaza Altamira


Trece años en los que en el acontecer nacional venezolano sólo se han oído y ejecutado ofensas, amenazas, engaños e imposiciones por parte de quien fuera empleado para ejecutar el mandato que le asignara el mandante. Esta crítica situación hace del 2012 un año histórico en el que los venezolanos podrán verificar que los acontecimientos y los hechos se repiten como eco para recordarnos que los únicos protagonistas de cambiar la historia de los pueblos somos los seres humanos llámense venezolanos, cubanos, ecuatorianos, nicaragüenses o bolivianos.

El hecho que un grupo de dignos venezolanos lograra hace doscientos años cuando se firmó el acta de independencia de Venezuela, representó cerrarle la puerta a la pretensión extranjera de hacer a Venezuela colonia de un país que luchó por imponernos su poder, ese mismo hecho abrió la puerta a la libertad, a los derechos y al futuro de los ciudadanos de la floreciente nación. Muy duro debieron luchar los hombres y mujeres de la época que entregaron sus vidas y sus bienes para lograr un propósito, dejar como herencia una nación libre a las nuevas generaciones.

Dos siglos después de aquella heroica hazaña un grupo de indignos venezolanos encabezados por Chávez ha abierto la puerta que nuestros antepasados le cerraron al invasor extranjero, esta vez el extranjero ladrón no ha tenido necesidad de disparar un tiro para lograr su invasión porque encontró en el camino de sus eternas pretensiones un mendigo de poder que le ha colocado en bandeja de plata una rica nación para que la use y la ultraje a cambio de mantenerlo en el poder utilizando la experiencia que le han dado cincuenta y tres años de miseria y opresión utilizada para mantener arrodillado a su pueblo.

No existe en la historia referencia en la que una nación que sobrevive en la miseria, donde sus ciudadanos arriesgan sus vidas lanzando al mar en busca de libertad y derechos, que se quedó enredada en el tiempo domine a otra más rica, más poblada, desarrollada y poderosa a la que desangra a voluntad con la mirada cómplice de quienes tienen el sagrado deber de defenderla.

Chávez, llegó para cambiar la historia contemporánea de Venezuela, la convirtió en un país de instituciones inmorales, donde el respeto al derecho ajeno es una ofensa, donde las malas costumbres son premiadas, donde el merito, el esfuerzo y el trabajo son castigados.En Venezuela desde hace trece años un sólo hombre le ha impuesto a treinta millones de venezolanos su absurda ideología. Ha hecho que cientos de venezolanos comiencen una vida de extranjero en países donde han tenido que refugiarse, habla del país y sus instituciones como un bien de su propiedad, maneja el dinero del erario nacional como una cuenta personal con la que compra conciencias y hace regalos cuantiosos, esto ocurre ante la mirada cómplice de quienes gritan su descontento e inconformidad hacia su interior, ante quienes se les olvidó una de las elementales tablas de la aritmética, la suma

La mayoría de los venezolanos quieren volver a tener un país en el que se pueda deambular por sus calles sin el temor de ser asaltado ó asesinado, donde en el momento de escoger un producto haya que pensar en cual elegir por la variedad que existe en el mercado, donde el mérito sea recompensado no despreciado, donde la justicia procese al agresor no al agredido, donde el fruto del trabajo y el esfuerzo se respete no se expropie, donde sus nacionales no sean humillados por extranjeros con poder, un país de donde sus hijos no tengan que salir a buscar futuro en otras latitudes porque en el suyo se les niega ese derecho, un país en el que se invierta el talento de sus profesionales para que no salgan a engrandecer otras naciones

Ese país lo tendremos de vuelta cuando recordemos la tabla de sumar, porque la mayoría de los venezolanos queremos vivir en libertad, ese país regresará cuando entendamos que si no ejercemos nuestros derechos y los hacemos respetar se convierten en poderosas armas empolvadas que por iniciativa propia decidimos esconder para quejarnos de lo que ocurre escondidos en la complicidad de cuatro paredes o culpar a quienes no lo ejercen y por esa razón una camarilla de incondicionales arrebata el futuro de un país y sus ciudadanos.