- Antonio Semprun
Cnel. (GN) Antonio Semprun
Oficial de la Plaza Altamira
Chávez, se esconde detrás del concepto de Soberanía. (Estado del poder político de una nación ó de un organismo que no está sometido al control de otra nación ó de otro organismo), para evadir responsabilidades y compromisos que debe cumplir Venezuela como signataria de acuerdos internacionales.
El pasado 25 de Enero, el dictador venezolano ordenó la salida definitiva de Venezuela del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones (CIADI), sin tomar en consideración que en el Banco Mundial reposan procesos en su contra, su oceánica ignorancia e irresponsabilidad y su afán de librarse de acciones que lo comprometan, lo hacen ignorar que la salida de Venezuela del CIADI, no determina el final del recurso de arbitraje en caso de que existan controversias como tampoco que se libre de las demandas que se presenten contra el país debido a que la jurisdicción del CIADI no sólo se aplica por el convenio sino cuando se haya suscrito un contrato o un tratado bilateral de inversión que incluya una cláusula del organismo.
La nueva aberrante decisión del jefe de la revolución ''bonita" es retirar a Venezuela de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) lo que evidencia nuevamente de manera muy clara que Chávez, pretende administrar el país como una bodega de su propiedad, esta vez además de tomar como escusa la soberanía que le ha entregado a grupos extranjeros para que la ultrajen, alega que es un asunto de dignidad principio del que carece, pretende el dictador administrar un estado con leyes nacionales promulgadas a la medida de sus decisiones tratando de evadir los compromisos asumidos por el estado en materia internacional.
Con la decisión de retirar a Venezuela de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) cree Chávez, que tapará el sol con un dedo, esta acción tiene la misma consecuencia que el retiro del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones (CIADI), debido a que la Convención establece que los hechos que hayan ocurrido anteriormente a la fecha en que se notificó el preaviso de retiro continuarán siendo del conocimiento de la Comisión y la Corte hasta que se dicte una decisión definitiva.
Lo que quiere decir que Chávez sólo esta maquillando temporalmente su responsabilidad en hechos que han ocurrido durante su permanencia en el poder pero no lo exonera de la competencia y decisiones de los organismos internacionales en los que Venezuela es signataria. Chávez y su régimen olvidaron en que momento de estos últimos catorce años se les cayó la careta de democracia que pregonaban, un estado contra el que se introducen tantas demandas por violación de derechos humanos a las que está obligado a dar respuesta, tiene que buscar una excusa para quitarse de encima la presión internacional.
Venezuela está convertida en un país violador de los derechos humanos, un país donde están en evidente riesgo las libertades debido a que el resto de los poderes del estado están arrodillados al poder ejecutivo. Con la premisa de gobernar un estado inconstitucional hecho a su medida, Chávez usa el dinero del estado para crear un nuevo orden constitucional internacional conformando por organismos internacionales de su autoría paralelos como el ALBA, el CELAC, en los que se crearan nuevas bases jurídicas adecuadas a sus pretensiones que le garantice no rendir cuentas por sus agravios y actuar como bandoleros sin responder a ninguna demanda o denuncia que los afecte, es una carta de invitación a todo aquel presidente ó aspirante a serlo, que tenga en sus sueños más íntimos perpetuarse en el poder y quiera conformar tan ''selecto'' grupo de naciones, a las que se les garantizaría impunidad ante la comunidad internacional.
Chávez, representa una enorme amenaza no sólo para los derechos humanos de los venezolanos sino para los derechos humanos de los pueblos del continente, sus delirios de grandeza, los compromisos adquiridos con países autocráticos y con dictaduras cuya supervivencia depende de su permanencia en el poder hace que los tratados internacionales y sus organismos sean obstáculos que hay que eliminar.
