La oceánica ignorancia de
Nicolás Maduro, las erráticas medidas sociales, económicas y políticas
recibidas desde La Habana para ser aplicadas en Venezuela llevan al país a
un viaje vertiginoso al desastre.
Ante el dantesco escenario que se le
avecina a la sociedad venezolana, quienes ejercen el totalitarismo en el país
no tienen ni capacidad ni posibilidad de maniobra. Venezuela está quebrada, en
el único lugar en el que hay dinero es en los bolsillos de los miembros de la cúpula roja y en el de sus testaferros.
Valiéndose
del poder que usurpan usan la coacción y arbitrariedad para tratar de esconder
en los sótanos de los supermercados las enormes colas que hacen los venezolanos
en busca de alimentos, una lamentable situación que reflejan el fracaso de su
régimen moribundo.
Maduro, que como su antecesor se
empeñaron en venderle al mundo la estafa de un país en el que se respetan
los derechos humanos y donde sus ciudadanos viven en democracia, se
convierte en juez y parte y ordena la detención de empresarios dueños de supermercados
privados a quienes acusa de acaparamiento. Prohíbe la salida del territorio a propietarios de medios de comunicación que reseñan la
realidad de un país que se desmorona por la ineptitud de sus “autoridades”.
Hoy Venezuela está a punto de convertirse
en una víctima, no de un desastre natural o de un conflicto
armado, sino de la avaricia de un grupo de delincuentes que con sus
actuaciones han causado sufrimiento a una población a la que le han violado su
dignidad y sus derechos fundamentales, por lo que requiere de
ayuda humanitaria ante un desastre que la azota llamado Socialismo del
siglo XXI.
Cnel (GN) Antonio Semprun
@antoniosemprun
Coronelantoniosemprun.blogspot.