- Antonio Semprun -
Cnel. (GN) Antonio Semprun
Oficial de la Plaza Altamira
La reacción de los pueblos árabes Túnez y Egipto es la consecuencia de años de abuso, irrespeto y burla por quienes llegaron al poder y pretenden eternizarse en él. Esta contundente reacción popular no es inédita cuando se trata de hacer valer los derechos y buscar la libertad.
La historia está llena de estos hechos, sólo hay que pasearse por ella para encontrar ejemplos del resultado que se logra cuando el pueblo se une para terminar con la opresión y alcanzar la libertad.Esa historia bien podría ser contada por Alvar Núñez Cabeza de Vaca en la Rebelión de los Comuneros en Paraguay, por Ferdinand Marco en Filipinas, por Slobo Milosevic en Yugoslavia, por Luis XVI cuando la Toma de la Bastilla, por Marcos Pérez Jiménez en Venezuela y recientemente por Jean Bertrand Arístides en Haití o por Ben Ali en Túnez. Dictadores que huyeron, murieron o están presos debido a la reacción de un pueblo cansado de la humillación y la burla.
El presidente Egipcio Hosni Mubarak llegó al poder hace treinta años e impuso un férreo control al pueblo egipcio que ha tenido que pagar una cuota muy alta en su lucha por lograr la libertad. Los egipcios entendieron que ''La Libertad NO se mendiga'', no se pide como una dadiva a quienes se creen dueños y señores de los destinos de los pueblos, los tiranos hablan de justicia social, el pueblo egipcio subsistía con un salario de 2 dólares mientras la fortuna de quien los oprime se cuenta en más $ 40.000 millones.
Esa es la forma ''justa'' de impartir justicia de los dictadores quienes exigen al pueblo dar todo por lo que llaman revolución mientras ellos desconocen el hambre, la escases y las limitaciones porque viven en la opulencia. El poder es un narcótico que los corroe una vez, que cabalgan en el quieren permanecer a cualquier costo. Las dictaduras someten a los pueblos por la fuerza usando para tal fin a las Fuerzas Armadas.
Las Fuerzas Armadas egipcias decidieron no disparar contra el pueblo que está en las calles luchando por rescatar un derecho inalienable, el derecho a ser libres. La historia cuenta que durante los hechos donde los pueblos se han atrevido a ir en defensa de la democracia y los derechos de los ciudadanos, los miembros de las fuerzas armadas se han negado a agredir a los ciudadanos porque han entendido que no son ellos el enemigo.
Los pueblos árabes de Túnez y Egipto decidieron no negociar su libertad, tomaron la determinación de salir a la calle y quedarse allí hasta que se arríe el estandarte de la dictadura. Probablemente en las Constituciones de esos países no haya un artículo 350. ''El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos''.
No queda ninguna duda que esos pueblos están siendo fieles a la tradición del individuo de ser libre, están luchando por su independencia su paz y su libertad, desconocieron el régimen que estaba contrariando sus valores sus principios y menoscababa sus derechos humanos, al final de la dolorosa jornada, el pueblo de Egipto será libre y la Plaza Tahrir entrará en la historia como otro lugar testigo mudo de las acciones decididas de un pueblo para derrocar a un dictador.Hay una línea muy delgada entre el abuso y la libertad y el paso que hay que dar para cruzarla es la determinación de acabar con el abuso.
En Venezuela, hace doce años un falso profeta abusa del pueblo venezolano y pretende continuar en el poder por seis años más. Hoy los males de la República son culpa del pasado. Su monumental prepotencia no le deja ver que doce años transcurridos son el pasado por lo que el único responsable de la desgracia, la miseria y el atraso de la Venezuela de hoy no es otro que el individuo que la desgobierna quien para satisfacer sus frustraciones se siembra en un uniforme verde oliva donde se dejan ver grados militares que nunca tuvo la capacidad de alcanzar. Venezuela está inmersa en una corrupción descarada, en una miseria abrumadora, en una terrible inseguridad que deja decenas de muertos cada fin de semana.
En Venezuela se ha instaurado una dictadura con delgado marco democrático que le ha permitido al dictador comandante amañar las elecciones, eliminar la independencia de los poderes, hacerse de una fortuna indebida y mantener un régimen represivo que basa su precaria sobrevivencia en el control que ejerce sobre los poderes del estado.