La Realidad de la Venezuela Invadida
El derecho a la decencia y al
respeto autoriza a una sociedad a luchar por ellos
Antonio Semprun
Venezolanos
somos todos, excepto quienes detrás de bastidores manejan el poder de manera inescrupulosa para
convertir a Venezuela en colonia y a sus habitantes en súbditos de los octogenarios
cubanos, la ignorancia e ilegitimidad de quien usurpa la presidencia demuestra
que es la fachada perfecta de fuerzas extranjeras muy poderosas,
con ambiciosos intereses, a las que se les ha entregado el control del país
a cambio de permanecer en el poder por tiempo indefinido sin
importar la suerte que corra Venezuela y los venezolanos.
Venezuela,
esta desgobernada por individuos de bajos instintos, carentes de principios,
agricultores de odio entre las familias, que han convertido los espacios
solemnes de la sociedad venezolana, en rines de boxeo, en casas de cita identificadas
con la luz de un bombillo rojo, quienes ejercen el poder ignoran
convenientemente el dolor que causa a familiares, los centenares de venezolanos
asesinados semanalmente por la inseguridad desbordada que tiene como
cómplice a los órganos encargados de administrar justicia.
Venezuela
es hoy un pueblo sin ley para sus habitantes, donde la violencia, la obscenidad
y la complicidad gubernamental llenan sus recintos, ninguna acción
que ejerzan los venezolanos para defender sus violados derechos es tomada
en cuenta, no sirvió la huelga de hambre de Franklin Brito, no servirá la de
Leocenis García, ni la emotiva carta de Ivana Simonovis pidiendo una ápice
piedad para que liberen a su padre injustamente encarcelado hace más de
diez años por el capricho del fallecido dictador.
Venezuela
está administrada por miserables mercaderes que comercian sus riquezas a cambio
de beneficios personales para la banda de delincuentes que detenta el
poder, convertidos en mil millonarios de la noche a la mañana sin
otra profesión ó habilidad conocida que la de saqueadores,
estafadores y testaferros, somos un país en calamidad pública como
consecuencia, de catorce años de desvergüenza, ignorancia, avaricia, y
ausencia de nacionalismo de quienes han administrado y administran al estado
venezolano como una hacienda de su propiedad con treinta millones de peones.
El
sentimiento de impotencia y hastió se convertirá en el líder que
pondrá nuevamente en manos de un nativo, el poder que permita enrumbar el país
hacia el futuro que merece, es insólito concebir que quien lleva las
riendas del país sea un ignorante que reescribe los versículos de la
biblia. Los venezolanos, somos los únicos afectados por este agravio, en
consecuencia somos los únicos responsables de corregirlo.
Cnel (GN) Antonio Semprun
@antoniosemprun