Mucha agua ha corrido por debajo del puente después de
aquel glorioso 5 de julio de 1.811 en el que se declaro la independencia de
Venezuela del yugo español, las generaciones
posteriores a esta fecha, han tenido que
enfrentar todo tipo de retos para preservar lo que se logró a cambio de la sangre
de quienes en su momento entendieron que Venezuela era el objetivo supremo.
Han transcurrido dieciséis años desde que tomaron el poder los herederos de José
Tomas Boves, comandante de la “Legión Infernal”,[] llegaron con una agenda oculta, implementar las políticas
de un proyecto fracasado que ha destruido países, empobrecido sociedades y enriquecido de manera vulgar a
quienes ejercen el poder.
Lo que se inicio como la “Revolución Bonita”, tiene a Venezuela sumida en una horrible
realidad, quienes detentan el poder la han entregado a potencias extranjeras que una vez que han anclados
sus interés en el país, se convierten en
defensoras del proyecto que las
beneficia.
Las acciones de quienes gobiernan y la complicidad de quienes
los “adversan” no permite percibir en exacta dimensión la crisis que
vive un país donde sus habitantes emigran por miles de un sistema que los arrincona y son
sustituidos por ciudadanos cubanos chinos, rusos, iraníes, bielorrusos, utilizados por régimen para maquillar sus ilegales
actividades.
La diferencia entre el 5 de julio de 1.811 y el 5 de julio del 2.014,
radica, que en 1.811 se firmo el acta de
independencia de un país, en el 2.014 se conmemora la entrega de un país al
yugo de una pequeña isla extranjera,
debido a la metamorfosis que han experimentado los venezolanos de hoy que
decidieron anteponer sus intereses personales a los del país donde impera un régimen
forajido que en algún momento les tocara la puerta para despojarlos de ellos.
Cnel (GN) Antonio
Semprun
@antoniosemprun