En una
dictadura la indiferencia ante la desgracia ajena solo retarda la desgracia
propia.
Antonio
Semprun
El modelo elegido por el difunto dictador y su ignorante heredero
para hacer de Venezuela su réplica, la ha convertido no solo en un cementerio del progreso, también ha transformado
a muchos de sus ciudadanos en verdugos de sus amigos, vecinos y familiares.
Los patriotas cooperantes se
sirven de la “justica” que imparte
Maduro y su banda de delincuentes a la que no solo le han vendado los ojos, pusieron también una cuerda que le ata las manos y un pañuelo que le tapa la boca.
Estos anfibios hoy bautizados por
el régimen forajido gozan del beneficio del anonimato, en las actas policiales
presentadas por las diferentes fiscalías ante los tribunales de control no
aparecen ni sus nombres ni su número de
cedula de identidad, lo que convierte a la dictadura de Maduro en el principal
patriota cooperante.
Van en aumento las víctimas de la nueva profesión creada por el régimen
para su defensa, que a la vez da libertad a los patriotas cooperantes de incriminar a todo aquel a quien pretendan
cobrarle una deuda personal, el procedimiento se realiza ante visos de legalidad otorgados por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ).
El régimen seguirá en la ruta al descalabro
del país a paso de vencedores, hasta que los venezolanos entendamos que el
anfibio que ha convertido en víctimas del régimen a amigos, vecinos y familiares
también tocara la puerta de los indiferentes con su larga y babosa lengua.
Cnel (GN)
Antonio Semprun
@antoniosemprun