Nicolás Maduro es herencia de la mayor desgracia que ha vivido Venezuela en más de doscientos años de historia. El y el grupo de delincuentes que representa, se tomaron el país para ellos y lo administran como una pulpería en la que los venezolanos son clientes a quienes hay que tratar como enemigos.
La protección del territorio nacional, el respeto a sus zonas en reclamación, la preservación de las reservas en oro y la preocupación por generar una mejor calidad de vida, no son el objetivo de quienes durante dieciséis años han dado prioridad a la ambición personal y al deseo de permanecer en el poder a costa de cualquier precio.
El régimen de Nicolás Maduro es un clan en el que se reúnen amigos, cómplices, asesinos, narcotraficantes, terroristas, delincuentes y violadores de Derechos Humanos amparados por el paragua de la impunidad,. Entre estos personajes están el general director de un centro de detención que representa la tumba de venezolanos donde algunos como Rodolfo Gonzales ven en el “suicidio” la única posibilidad de escaparse, el director de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones que es capaz de aislar a los ciudadanos del país en represalia por habérsele suspendido su cuenta de twitter y un “veterano” embajador que deshumaniza a los venezolanos (de la oposición o resistencia).
Es lo que hizo Hugo Chavez y ahora Nicolás Maduro y sus mercenarios, quienes han pretendido esclavizar, humillar y exterminar a los venezolanos mediante su deshumanización al calificarlos de apátridas, escuálidos y traidores. Por ésta razón Roy Chaderton afirma que “una bala atraviesa la cabeza de un escuálido y pasa rápido, porque está vacía”; lo hace en momentos en los que la represión del régimen de Maduro en un intento por acallar las protestas en Venezuela, han dejado más de nueve estudiantes venezolanos asesinados con disparos en la cabeza.
*PD: Se cita el titulo del libro de David Livingstone Smith..
Cnel (GN) Antonio Semprun
@antoniosemprun
