- Antonio Semprun
Cnel. (GN) Antonio Semprun
Oficial de la Plaza Altamira
Han
transcurrido catorce largos y oscuros años para la historia contemporánea del país
desde que Chávez asumió el poder en Venezuela. Ese tiempo le ha servido para
expropiarse de sus propios resentimientos, usar el enorme poder del estado para
combatir y destruir los motores impulsores del desarrollo que se habían
encendido. Sus acciones como presidente y posteriormente como dictador todo
poderoso, ha sumido al país en compromisos que comprometen el futuro de
Venezuela y de treinta millones de venezolanos.
La
interpretación de poder que pulula en el cerebro del dictador consiste en hacer
y deshacer sin rendir cuentas, siente que nada está por encima de El, y que
nada funciona sin su presencia, eso lo lleva a irrespetar de manera flagrante
los derechos humanos, a violar del ordenamiento jurídico lo que convierte al
estado de derecho en el país en una farsa. Chávez, gobierna basado en lo que
cada día se le ocurre, sustituye las reglas éticas de la convivencia social por
las imposiciones propias de un clan de gánsteres.
En
Venezuela sus habitantes viven en un estado forajido, sumido en esa lamentable
etiqueta por quien incumple las leyes ó las modifica a su conveniencia, ignora
los tratados internacionales y desafía a los organismos multilaterales
encargados de velar por el orden y la paz del mundo, su poder está respaldado
por dinero del que dispone y no le pertenece con el que compra conciencias,
favores y complicidad nacional e internacional, el inmenso capital venezolanos
le sirve para engrasar y aflojar principios que arrodillan a sus súbditos.
En
los últimos catorce años Venezuela ha ido acumulando un grueso prontuario
delictivo, es el país con más demandas ante instancias internacionales después
de Argentina debido al proceso de nacionalizaciones que lo único que ha hecho
es acelerar la crisis interna de desabastecimiento y miseria del país. Ante tan
crítico escenario jurídico internacional el dictador venezolano asume la
actitud de un envalentonado delincuente que se cree intocable, escudado en el
poder usurpado decide retirar al país de organismos con los que ha suscrito
acuerdos, creyendo que así se libera de las responsabilidades contraídas,
poniendo en evidencia su oceánica ignorancia.
Chávez
pretende desmontar un país que antes de su llegada al poder suscribió acuerdos
con organismos internacionales, que acataba y cumplía con las normas y reglas
suscritas como lo hace un país democrático apegado al ordenamiento jurídico
nacional e internacional. Ordenó la salida de Venezuela del Centro
Internacional de Arreglos de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI) y la
más reciente aberración es el retiro de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos (CIDH). El dictador pretende en vano con estas decisiones evadir
responsabilidades y una justicia terrenal ó divina que lo alcanzará.