Nada puede ser más triste y peligroso para un pueblo que permitir que un demente imponga su voluntad.
- Antonio Semprun -
Cnel. (GN) Antonio Semprun
La Venezuela que con los errores y desaciertos del otrora Pacto de Punto Fijo comenzaba a despuntar como país, hace diez años tropezó con un inútil accidente que poco a poco la está llevando a la indigencia. Un país que servía como vitrina para mostrar un modelo de democracia en Sur América. Hoy pretenden usarla como hoja de papel pergamino para calcar un modelo político que fracasó donde se quiso implementar en ese modelo prevaleció la antítesis de lo que debe ser. Los criminales reciben mejor trato que sus víctimas, las leyes que regulan las normas de la sociedad se hicieron incómodas para los propósitos de las bandas gobernantes por lo que fué menester cambiarlas para hacerlas un traje a la medida. Las más altas distinciones del país, los espacios públicos eran destinados únicamente a ciudadanos de bien que por notables actuaciones en pro del bienestar colectivo se hacían merecedores de ellas, hoy indebidamente se usan para condecorar espías cubanos, levantar monumentos a asesinos de mujeres y niños, los que hoy están privados de libertad son los que actuaron ajustados a derecho y no los que violaron la ley y la vida de sus semejantes. Un país donde irresponsablemente se llama a prepararse para la guerra contra un vecino que ha respetado al vecino. Donde el dibujante del calco de pergamino seguramente pretenderá colocar en primera línea como carne de cañon la vida de los integrantes de sus milicias urbanas, gente humilde que no quiere darse cuenta que está entregando su don más preciado por un mercader de la mentira a quien nada le importa ellos, sólo es importante acariciar su infinito ego como ya ocurrió el 4 de febrero de 1992, donde su acción vil y cobarde enluto centenares de hogares venezolanos. Esos venezolanos se convertirán en muchos de tantos a los que ha utilizado y que ha ido dejando en el camino después que le sirvieron para satisfacerle un capricho al amo. Hoy somos un país que ocupa los primeros lugares en el mundo por diferentes razones y no precisamente por las que debamos sentirnos orgullosos, NO. Somos por ejemplo uno de los países más corruptos de América Latina, somos el país con el más alto índice de inflación en la región. Caracas es una las ciudades más peligrosas del mundo, ocupamos un lugar de atención universal, eso se lo debemos al hijo de Martí, de Mao, de Fidel, de Urdaneta, de Bolívar. Un lamentable y tristemente representante del gentilicio venezolano, este personaje está llevando a Venezuela a la miseria pero eso sólo ocurrirá en el momento en que dejemos de sentirnos sus víctimas, en el momento en que reaccionemos para darnos cuenta que tenemos y conocemos nuestros derechos, que no estamos dispuesto a cambiarlos por el miedo. La paciencia de los venezolanos debe tener un límite, debemos entender que no hay nada a lo que más le tema un dictador que a un pueblo cuando se decide a ir por su libertad.
- Antonio Semprun -
Cnel. (GN) Antonio Semprun
La Venezuela que con los errores y desaciertos del otrora Pacto de Punto Fijo comenzaba a despuntar como país, hace diez años tropezó con un inútil accidente que poco a poco la está llevando a la indigencia. Un país que servía como vitrina para mostrar un modelo de democracia en Sur América. Hoy pretenden usarla como hoja de papel pergamino para calcar un modelo político que fracasó donde se quiso implementar en ese modelo prevaleció la antítesis de lo que debe ser. Los criminales reciben mejor trato que sus víctimas, las leyes que regulan las normas de la sociedad se hicieron incómodas para los propósitos de las bandas gobernantes por lo que fué menester cambiarlas para hacerlas un traje a la medida. Las más altas distinciones del país, los espacios públicos eran destinados únicamente a ciudadanos de bien que por notables actuaciones en pro del bienestar colectivo se hacían merecedores de ellas, hoy indebidamente se usan para condecorar espías cubanos, levantar monumentos a asesinos de mujeres y niños, los que hoy están privados de libertad son los que actuaron ajustados a derecho y no los que violaron la ley y la vida de sus semejantes. Un país donde irresponsablemente se llama a prepararse para la guerra contra un vecino que ha respetado al vecino. Donde el dibujante del calco de pergamino seguramente pretenderá colocar en primera línea como carne de cañon la vida de los integrantes de sus milicias urbanas, gente humilde que no quiere darse cuenta que está entregando su don más preciado por un mercader de la mentira a quien nada le importa ellos, sólo es importante acariciar su infinito ego como ya ocurrió el 4 de febrero de 1992, donde su acción vil y cobarde enluto centenares de hogares venezolanos. Esos venezolanos se convertirán en muchos de tantos a los que ha utilizado y que ha ido dejando en el camino después que le sirvieron para satisfacerle un capricho al amo. Hoy somos un país que ocupa los primeros lugares en el mundo por diferentes razones y no precisamente por las que debamos sentirnos orgullosos, NO. Somos por ejemplo uno de los países más corruptos de América Latina, somos el país con el más alto índice de inflación en la región. Caracas es una las ciudades más peligrosas del mundo, ocupamos un lugar de atención universal, eso se lo debemos al hijo de Martí, de Mao, de Fidel, de Urdaneta, de Bolívar. Un lamentable y tristemente representante del gentilicio venezolano, este personaje está llevando a Venezuela a la miseria pero eso sólo ocurrirá en el momento en que dejemos de sentirnos sus víctimas, en el momento en que reaccionemos para darnos cuenta que tenemos y conocemos nuestros derechos, que no estamos dispuesto a cambiarlos por el miedo. La paciencia de los venezolanos debe tener un límite, debemos entender que no hay nada a lo que más le tema un dictador que a un pueblo cuando se decide a ir por su libertad.