La decisión del
Consejo Supremo Electoral de Nicaragua de destituir a veintiocho diputados
titulares y suplentes de la Asamblea Nacional materializa en el país
centroamericano la receta enviada desde la Habana, la implementación del proyecto de régimen de
partido único, antes de la destitución de los diputados, la Corte Suprema de
Justicia de Nicaragua había ordenado invalidar la representación legal del
Partido Liberal Independiente (PLI), organización política a la que pertenecen
los diputados destituidos.
Nicolás Maduro
visito Nicaragua el pasado veinte de julio para conmemorar el 37 aniversario de
la Revolución Popular Sandinista, seis días después Jorge Rodríguez solicito la Consejo Nacional Electoral la cancelación de la MUD como partido
político por haber incurrido en el “fraude electoral más grande que se ha
cometido en el país”, ya antes el Tribunal
Supremo de Justicia a través de la Sala
Electoral había ordenado la destitución de
los cuatro diputados del Estado Amazonas.
Daniel Ortega le
toma el pulso a la calle, quiere saber hasta donde esta dispuesto a llegar el
pueblo nicaragüense, mientras tanto Nicolás Maduro debe estar atento a los
acontecimientos para proceder de igual forma contra una Asamblea Nacional que después
de seis meses de gestión ha permitido que se continúe violando de manera flagrante
la voluntad de los venezolanos que le dieron un voto de confianza.
El régimen juega
al alargue para evitar que los
venezolanos ejerzan un derecho constitucional, el Referendo Revocatorio al que
cada día ven más lejos mientras los
diputados de la MUD juegan con la paciencia de los venezolanos, si tuvieran que
hacer largas colas para encontrar comida, si tuvieran que morir a un ser querido
por falta de medicinas y no tuviesen escoltas que los protejan, las acciones en
contra del régimen hubiesen sido otras.
El PSUV y la MUD están sentados sobre el mismo barril de pólvora, la razón es la misma
mentiras, burlas y engaño, los diputados validados por las dos terceras partes
del pueblo venezolano no han sabido sopesar el poder que eso representa y han
permitido que siete delincuentes de la Sala Constitucional, cuatro rectoras del
CNE y una cúpula militar de coyotes corrupta mantengan en vilo la paz y la
seguridad de treinta millones de personas.
Seis meses de
oxigeno para un régimen asesino, los mismos seis meses de muerte y miseria para
el pueblo venezolano, es el saldo de gestión de una MUD que se doblo para no
partirse, en esa acrobacia ha producido leyes que no se ejecutan, han
invalidado y negado la extensión de decretos que se han ejecutado y que se han
prorrogado, lo que refleja el respeto que el régimen de Nicolás Maduro y sus acólitos
sienten por la voluntad popular y por
sus representantes, aún así están dispuestos a
un dialogo amañado con los verdugos de la democracia en Venezuela.
Cnel (GN) Antonio Semprún
@antoniosemprún
coronelantoniosemprún.blogspot.com