sábado, 16 de julio de 2016

Un paquete chileno para el General


Llegaron tiempos de decisiones en Venezuela, la tragedia que enfrenta el país en todos los ámbitos así lo requiere, porque en medio del desastre económico, social, político y espiritual están cercados más de treinta millones de venezolanos que viven un horror de escasez, inseguridad y muerte.

Reza un refrán que “cada día  sale un pendejo a la calle y el que lo encuentre es suyo”, Nicolás Maduro encontró el suyo, porta uniforme militar lleno de condecoraciones ganadas vaya usted a saber en que guerras porque Venezuela no ha librado ninguna que no sea la guerra económica inventada por la marioneta de la Habana que lo puso en la primera línea de batalla.

Al General Padrino López le colocaron una papa muy caliente en las manos, su vanidad y ambición de poder lo hizo creer ser merecedor del poder  implícito de tan pomposo cargo, no de la enorme responsabilidad que implica ser el jefe  de ministros y ministras en un país saqueado por sus camaradas.

Cree Nicolás Maduro que la designación del nuevo superministro lo libera de la responsabilidad de haber llevado a los venezolanos a la calamitosa situación que  enfrentan, Padrino López es el jefe de gabinete de un país en el que no se produce un grano de maíz, la culpa de la escasez de medicinas y de alimentos es ahora responsabilidad del cuatrisoleado general que no ha podido resolver la falta de equipos, uniformes y comida en las unidades de la FAN.

Nada nuevo bajo el cielo gris de Venezuela, la ambición de un traidor que comparte el “mando único” de la Gran Misión Abastecimiento Soberano y Seguro con el ignorante ventrílocuo  que dirigen desde  Cuba no cambiara la tragedia que ocasiona el enroque del poder, no será el  superministro quien de respiro a la crisis que vive el país porque este necesita un nuevo rumbo, nuevas estrategias económicas, políticas y sociales que no saldrán de la cloaca política que ésta en el poder.

Al ministro de ministros le entregaron un paquete chileno, no por tonto sino por ambicioso, ahora tiene que resolver un problema de alimentación que no tiene solución en las actuales condiciones que vive el país, y llegado el momento deberá tomar la decisión de como enfrentar a un pueblo hambriento que se lanzara a la calles en busca de comida sin que su actuación incremente su expediente como violador de Derechos Humanos.

Con una dictadura no se negocia la libertad ni se obedece de manera sumisa las decisiones de sus órganos de ejecución como el TSJ y el CNE,  la enorme mayoría del pueblo venezolano es el poderoso órgano de ejecución con el que cuenta Venezuela para derrocarla,  ignorar su poder es criminal  y hace cómplices de la tragedia a quienes lo ignoran, las calles venezolanas son la solución de su tragedia.

Cnel (GN) Antonio Semprún
@antoniosemprún
coronelantoniosemprún.blogspot.com