Mientras Chávez se empeña en utilizar a sus asalariados para amedrentar a los medios de comunicación para que no informen sobre el grave problema del agua, El y su familia, los asalariados y sus familias se mantienen lejos muy lejos de un vaso con agua que emane de los grifos de sus casas. Toman agua PERRIER, total no importa cuanto pueda costar una caja de este exquisito líquido importado porque bastante le han robado al Estado Venezolano para tenerla en sus casas por cajas y evitar así enfermarse por lo menos por causa de agua contaminada. La historia de los dictadores es y será siempre la misma, encantan a los ciudadanos de un país con falsas promesas, los invitan a vivir con hambre y hasta desnudos en pro de una revolución miserable mientras ellos viven, se alimentan, se visten y beben como reyes alejados de cualquier acto que implique sufrimiento para ellos y sus familias porque están permanentemente rodeados de anillos de seguridad.
El espejo de pueblos que se han emancipado está colgado pero pasamos frente a ellos y nos convertimos en vampiros, no nos vemos. Necesitamos estirarnos desperezarnos, necesitamos despertar para enterarnos de lo que ha ocurrido en otras latitudes donde los pueblos cansados de tanta ofensa y humillación le han dicho a los tiranos YA BASTA. Las acciones de esos pueblos ponen en evidencia una y otra vez que los dictadores los oprimen hasta que estos se lo permiten. La manera de decir YA BASTA puede ser cualquiera siempre que se conjugue en ella la unidad y la constancia.
El espejo de pueblos que se han emancipado está colgado pero pasamos frente a ellos y nos convertimos en vampiros, no nos vemos. Necesitamos estirarnos desperezarnos, necesitamos despertar para enterarnos de lo que ha ocurrido en otras latitudes donde los pueblos cansados de tanta ofensa y humillación le han dicho a los tiranos YA BASTA. Las acciones de esos pueblos ponen en evidencia una y otra vez que los dictadores los oprimen hasta que estos se lo permiten. La manera de decir YA BASTA puede ser cualquiera siempre que se conjugue en ella la unidad y la constancia.