Cnel. (GN) Antonio Semprun
Chávez es aquel venezolano a quién la providencia le dió dos caminos a elegir. Impulsar su país hacia el progreso generando la mayor suma de felicidad posible para su pueblo y de esa manera fortalecer la democracia y sus instituciones o sumirlo en un caos injusto promoviendo la división y el odio entre sus ciudadanos para así destruirlo y conducirlo a la mayor miseria y decepción de su historia. El Presidente Traidor embelecido por el poder y la admiración hacia el octogenario dictador del Caribe no tuvo la posibilidad de elegir porque le ordenaron destruir al noble pueblo que depositó en El su confianza de un futuro mejor.
Llegó el momento en el que el pueblo venezolano se una en una sola intención, los representantes de los partidos politicos dejando a un lado sus intereses particulares para que prevalezca el interes común, la iglesia en una misma oración por la libertad, los militares alrededor de su juramento ante la bandera y los venezolanos todos en un sólo color de esperanza, de esa manera aprovecharemos la única oportunidad de rescatar la libertad y la democracia en Venezuela. Si la oposición venezolana elige al pais como único interes vital y es capaz de entender que Venezuela necesita de la ayuda de todos sin importar el color de la franela que se porte, podremos entonces capitalizar la inconformidad, la impotencia, la carencia y la rabia que produce el engaño y la traición de la que es objeto el país por parte de Chávez y su banda de delincuentes de cuello rojo.
Esta inconformidad ha penetrado todos los estratos de la familia venezolana, incluyendo a los miembros de las Fuerzas Armadas que viven en condiciones pauperrimas sobre todo en los puestos fronterizos del país. Hagámosle un llamado a esos nobles hombres y mujeres porque al final de cuentas ellos son pueblo uniformado, despertemos en ellos el compromiso de patria que hicieron para que dejen de ser convidados de piedra y cómplices silenciosos en la entrega del país al invasor extranjero.
Chávez divisa en el horizonte una derrota política que lo aplastará, eso lo asusta, le quita el sueño y lo hace dar pasos erráticos que aprovecha presuroso el siniestro huésped cubano porque eso representa el oxigeno de su revolución cubana y el asfixiamiento del pueblo venezolano.
La cena se está sirviendo con un menú que no le gusta al comensal, el plato principal es el miedo en salsa de desconfianza, el postre es la traición y la bebida la incertidumbre con once años de añejamiento. Chávez ha destruido al país, lo ha entregado, lo ha manejado como una bodega de su propiedad, su oceánica incapacidad e ignorancia lo ha llevado a implementar directrices extranjeras que ponen en peligro el futuro de Venezuela con el único propósito de mantenerse en el poder. Los venezolanos hemos sido pacientes pero llegó el momento y así debemos internalizarlo, tenemos el compromiso y el deber de cambiar las reglas del juego, el mismo juego que hasta hoy juegan Chávez y Fidel Castro donde Chávez ha sido siempre el perdedor que disfrazan de ganador y el supuesto perdedor se está quedando con la Venezuela de los venezolanos.
Ahora nos toca jugar a todos los venezolanos pero jugar unidos para quedarnos con la Venezuela que merecemos y que nunca debimos poner en manos de un Presidente Traidor.