CHÁVEZ, UN PAYASO CON CARETA DE FELICIDAD
"El engaño y la verdad tienen una diferencia sustancial, el primero no permite una celebración sincera y en la segunda la celebración es espontanea".
Antonio Semprun
El régimen autócrata que encabeza Chávez, recicló su receta de abuso, engaño e irresponsabilidad por seis años más, lo hizo sobre la trampa y el fraude, por lo que saben que no tiene nada genuino que celebrar, la sensación de triunfo que no se celebró embarga a los venezolanos quienes se desplazan frustrados, inmersos en una mezcla de decepción y desesperanza, seis millones y medio no creen en los resultados leídos por la ''tristemente célebre Tibisay Lucena'', los otros ocho millones de venezolanos saben que el régimen volvió a las andadas y lo saben porque los chantajearon, los amenazaron, los obligaron.
El gran problema que hoy embarga a Venezuela y que debemos resolver prontamente tiene dos aristas, el régimen de Chávez piensa que podrá seguir imponiendo un modelo trasnochado contrario a la tradición democrática del pueblo venezolano y los partidos políticos tradicionales siguen pensando que los venezolanos se conforman con el discurso repetido que en cada elección crecimos un poco más pero al final del día, el verdugo sigue en el poder comprando conciencias y lealtades y los políticos siguen conformándose con pequeñas tajadas de poder que le permiten estar alejados de la inseguridad y la penurias, mientras el venezolanos de a pie se las arregla para sobrevivir cada día en un país donde el engaño y la traición se dan la mano por debajo de la mesa.
Chávez, califica a los venezolanos de lo que se le ocurre, pitiyanqui, apátridas, majunches y eso no lo diferencia de quienes de la ''oposición'' que tilda de radicales y abstencionistas a quienes levantan la voz para exigir cuentas claras y llamar las cosas por su nombre, la unidad no implica silencio y sumisión, implica ente otras cosas importante respeto al ejercer los derechos. Esa es precisamente una de las luchas que libramos contra el régimen que nos desgobierna, evitemos caer en los mismos errores, respetemos aquel que no levanta su voz porque cree que el régimen ganó limpiamente, pero respetemos también aquel que basado en las pruebas irrefutables que existen levantan la voz para exigir que se tomen acciones para esclarecer lo turbio, porque esa posición esta llamada a empujar del mismo lado de quienes creen que el régimen de nuevo se legitimó.
Cuando se asume un compromiso titánico se tienen muchas responsabilidades, estar a la altura del momento histórico que le presenten las circunstancias y responderle a una nación o por lo menos a millones de ciudadanos de esa nación por las acciones y decisiones personales y políticas que se tomarán, porque el compromiso voluntariamente adquirido diluye la responsabilidad personal entre la esperanza y sueños de millones de seres humanos. No se le debe mentir a un pueblo como lo hizo Leopoldo López y salir después a alegar su propia torpeza, no se le debe atar las manos a un pueblo que busca respuestas, porque cuando eso ocurre se desborda la paciencia, se potencia la impotencia y los resultados son dolorosamente lamentables.
Alguien dijo sin partidos políticos no hay democracia, en la Venezuela de hoy habría que preguntarse qué clase de partidos políticos o más bien qué clase de dirigentes políticos existen. Sí estos no han estado a la altura de las circunstancias, les corresponde a las fuerzas vivas del país asumir el rol, ejerciendo el enorme poder que tienen, las fuerzas vivas en Venezuela son importantes y muy poderosas, las universidades, los sindicatos, las organizaciones civiles, los colegios de profesionales, los gremios, sus miembros deben asumir que cada uno es un líder que tiene un objetivo común como lo es adecentar el país.
La historia reciente está llena de ejemplos de cómo pueblos unidos se convirtieron en líderes y héroes de una lucha que dió al traste con la hegemonía de un hombre y su camarilla. Egipto, es uno de esos ejemplos.
Cnel.(GN) Antonio Semprun
@antoniosemprun