- Antonio Semprun
Cnel. (GN) Antonio Semprun
Oficial de la Plaza Altamira
El año 2012 representa la cuenta regresiva en el tiempo donde los venezolanos tenemos en el horizonte cercano la ocurrencia del hecho más importante del acontecer nacional, hecho que marcará la diferencia entre vivir en libertad o continuar viviendo arrodillados. La decisión que los venezolanos tomemos representará la estabilidad de la sociedad venezolana o permitirá a quienes secuestraron el poder en Venezuela continuar desmontado las instituciones para crear un nuevo estado en el que se le cuente a las nuevas generaciones la historia contemporánea escrita por ellos como ya sucede con el libro de Sociales para 6to. Grado, distribuido e impuesto como obligatorio por el Ministerio de Educación, en el que se narra los hechos del 11 de Abril, donde se califican estos sucesos como un Golpe de Estado planificado por gente con poder económico, que contaba con respaldo del gobierno de Estados Unidos, pretenden construir un estado en el que sólo haya espacio para la ilegalidad, la complicidad y la burla.
Sería inaceptable recorrer los días por venir sólo pronunciando discursos llenos de promesas políticas, sin la convicción que no se entrega de manera voluntaria un régimen conformado por individuos que se acostumbraron a las mieles del poder y a la impunidad que éste les ofrece, una banda de forajidos que maneja el país y sus riquezas como una dote personal, que minimiza la preocupación de sanguijuelas extranjeras para quienes el status quo de quienes detentan ese poder representa la sobrevivencia de sus proyectos totalitarios a costa de la agonía de la sociedad venezolana. La defensa del país basada en el rescate de la democracia y los valores institucionales sólo se logrará con firmeza y decisión para alcanzar los objetivos que se desean.
En el futuro encuentro que la democracia tendrá con la dictadura no hay espacio para la duda. Dudar significará perder el país en donde los últimos trece años quienes lo desgobiernan han actuado como si la felicidad fuera un derecho exclusivo de los que detentan el poder de manera temporal. Se han acostumbrado a llenar sus bolsillos con el dinero de los más necesitados, la cofradía que hoy decide el futuro de los venezolanos no tendrá escrúpulos para sacrificar la paz y la tranquilidad de la sociedad venezolana a cambio de su permanencia en el poder porque la ambición del régimen del dictador venezolano está por encima de la paz ciudadana.
Los venezolanos, sin importar el lugar en el que se encuentran no tienen duda que el grupo de delincuentes que desgobierna el país pretende eternizarse en el poder a consta de cualquier precio para continuar viviendo como ricos a pesar de que el amo al que se le arrodillan pregone que es malo tener esa condición. Los venezolanos no ignoran que el país es utilizado como una bodega latina donde presidentes de otros países llegan para llevarse unos barriles de petróleo o una ñapa de dinero. Venezuela es un país estrujado por la ambición, el servilismo y la complicidad de quienes pretenden continuar jugando a hacerse cada vez más ricos sin importarles la tranquilidad de una sociedad que con su silencio e inacción se ha hecho cómplice de quienes la humillan y amenazan.
Ha transcurrido más de una década en la que el enemigo que destruye a Venezuela que como proxeneta vive de ella, mantiene sus hospitales sin equipos ni insumos, cambia el dinero de los venezolanos por servicios de enfermeros cubanos que se convierten en médicos cuando pisan el país, son traídos para atender y cuidar la salud de los venezolanos de a pie una demostración palpable de lo mucho que le preocupa la salud del soberano. El campo venezolano no posee herramientas para trabajar la tierra que aún no se ha expropiado mientras en los campos hondureños tractores regalados por Venezuela trabajan para hacer producir sus tierras, nuestras carreteras y autopistas son una fotografía de la superficie de la luna mientras las carreteras y autopistas bolivianas presentan excelente vialidad recubiertas con el asfalto donado por el ''generoso'' dictador.
En los últimos trece años la primera magistratura de Venezuela y los ciudadanos representados por ella perdieron su prestancia debido a la ignorancia e incapacidad de quien la detenta, a causa de su vulgar incontinencia verbal se ha hecho merecedor cual muchacho irrespetuoso de ser mandado a callar en foros internacionales como lo hiciera el mismísimo Rey de España ó que se le recomendase amarrarse la lengua como le sugirió su amigos Ignacio Lula Da Silva. La presidencia de la República de Venezuela es una institución que produce pena ajena.
Terminó el tiempo en el que ingenuamente esperábamos que se cumplieran promesas que se hacían para como anzuelos enganchar peces por la boca, promesas que no se harán realidad. El régimen sabe que el soberano en su ilusoria espera sólo obtendrá el mismo resultado que el pez, la muerte de los sueños y la esperanza. Los venezolanos debemos terminar con esta suerte de masoquismo en la que nos conformamos con las migajas que arroja quien se cree rey reafirmado una condición de súbditos en la que pareciera ser suficiente la palmadita en el hombro o el ofrecimiento de una promesa sin importar su cumplimiento.
Debemos entender que la moneda está en el aire, que sólo hay una oportunidad para retomar el camino a la democracia, esto se conseguirá con la participación decidida de todos haciendo valer el genuino derecho de vivir en libertad, no actuar de manera contundente es desconocer el triste final en el que terminan los regímenes después de permanecer décadas en el poder oprimiendo a los pueblos.
Abstenerse de participar de manera decidida en este compromiso democrático es dar la espalda a lo que nos agobia, a lo que nos humilla, a lo que nos amenaza, a lo que a diario criticamos, abstenerse es escurrir la responsabilidad en otros hombros para buscar culpables de nuestra indiferencia en quienes preocupados por sus derechos y su futuro dieron la cara.
Sería inaceptable recorrer los días por venir sólo pronunciando discursos llenos de promesas políticas, sin la convicción que no se entrega de manera voluntaria un régimen conformado por individuos que se acostumbraron a las mieles del poder y a la impunidad que éste les ofrece, una banda de forajidos que maneja el país y sus riquezas como una dote personal, que minimiza la preocupación de sanguijuelas extranjeras para quienes el status quo de quienes detentan ese poder representa la sobrevivencia de sus proyectos totalitarios a costa de la agonía de la sociedad venezolana. La defensa del país basada en el rescate de la democracia y los valores institucionales sólo se logrará con firmeza y decisión para alcanzar los objetivos que se desean.
En el futuro encuentro que la democracia tendrá con la dictadura no hay espacio para la duda. Dudar significará perder el país en donde los últimos trece años quienes lo desgobiernan han actuado como si la felicidad fuera un derecho exclusivo de los que detentan el poder de manera temporal. Se han acostumbrado a llenar sus bolsillos con el dinero de los más necesitados, la cofradía que hoy decide el futuro de los venezolanos no tendrá escrúpulos para sacrificar la paz y la tranquilidad de la sociedad venezolana a cambio de su permanencia en el poder porque la ambición del régimen del dictador venezolano está por encima de la paz ciudadana.
Los venezolanos, sin importar el lugar en el que se encuentran no tienen duda que el grupo de delincuentes que desgobierna el país pretende eternizarse en el poder a consta de cualquier precio para continuar viviendo como ricos a pesar de que el amo al que se le arrodillan pregone que es malo tener esa condición. Los venezolanos no ignoran que el país es utilizado como una bodega latina donde presidentes de otros países llegan para llevarse unos barriles de petróleo o una ñapa de dinero. Venezuela es un país estrujado por la ambición, el servilismo y la complicidad de quienes pretenden continuar jugando a hacerse cada vez más ricos sin importarles la tranquilidad de una sociedad que con su silencio e inacción se ha hecho cómplice de quienes la humillan y amenazan.
Ha transcurrido más de una década en la que el enemigo que destruye a Venezuela que como proxeneta vive de ella, mantiene sus hospitales sin equipos ni insumos, cambia el dinero de los venezolanos por servicios de enfermeros cubanos que se convierten en médicos cuando pisan el país, son traídos para atender y cuidar la salud de los venezolanos de a pie una demostración palpable de lo mucho que le preocupa la salud del soberano. El campo venezolano no posee herramientas para trabajar la tierra que aún no se ha expropiado mientras en los campos hondureños tractores regalados por Venezuela trabajan para hacer producir sus tierras, nuestras carreteras y autopistas son una fotografía de la superficie de la luna mientras las carreteras y autopistas bolivianas presentan excelente vialidad recubiertas con el asfalto donado por el ''generoso'' dictador.
En los últimos trece años la primera magistratura de Venezuela y los ciudadanos representados por ella perdieron su prestancia debido a la ignorancia e incapacidad de quien la detenta, a causa de su vulgar incontinencia verbal se ha hecho merecedor cual muchacho irrespetuoso de ser mandado a callar en foros internacionales como lo hiciera el mismísimo Rey de España ó que se le recomendase amarrarse la lengua como le sugirió su amigos Ignacio Lula Da Silva. La presidencia de la República de Venezuela es una institución que produce pena ajena.
Terminó el tiempo en el que ingenuamente esperábamos que se cumplieran promesas que se hacían para como anzuelos enganchar peces por la boca, promesas que no se harán realidad. El régimen sabe que el soberano en su ilusoria espera sólo obtendrá el mismo resultado que el pez, la muerte de los sueños y la esperanza. Los venezolanos debemos terminar con esta suerte de masoquismo en la que nos conformamos con las migajas que arroja quien se cree rey reafirmado una condición de súbditos en la que pareciera ser suficiente la palmadita en el hombro o el ofrecimiento de una promesa sin importar su cumplimiento.
Debemos entender que la moneda está en el aire, que sólo hay una oportunidad para retomar el camino a la democracia, esto se conseguirá con la participación decidida de todos haciendo valer el genuino derecho de vivir en libertad, no actuar de manera contundente es desconocer el triste final en el que terminan los regímenes después de permanecer décadas en el poder oprimiendo a los pueblos.
Abstenerse de participar de manera decidida en este compromiso democrático es dar la espalda a lo que nos agobia, a lo que nos humilla, a lo que nos amenaza, a lo que a diario criticamos, abstenerse es escurrir la responsabilidad en otros hombros para buscar culpables de nuestra indiferencia en quienes preocupados por sus derechos y su futuro dieron la cara.