Cnel. (GN) Antonio Semprun
Oficial
de la Plaza Altamira
Las
nuevas declaraciones de Luis Velásquez Alvaray, otro ex-magistrado del Tribunal
Supremo de Justicia ratifican que el régimen de Chávez es una cloaca de
podredumbre en la que conviven funcionarios del Alto Gobierno, del Poder
Judicial y oficiales de las Fuerzas Armadas que hacen tratos con el
narcotráfico y la guerrilla colombiana de las FARC en Venezuela. Estas nuevas
declaraciones desnudan verdades incuestionables como que las dictaduras devoran
a sus criaturas cuando dejan de serles útiles, que las ratas saltan del barco cuando
este comienza a hundirse, que los delincuentes se regocijan en sus clanes
mientras recopilan información de sus compinches para cuando le pueda ser útiles
y que mientras están en el poder no les importa destruir la vida de inocentes y
la tranquilidad de hogares si eso les gana la aprobación del amo.
Fidel,
en su coronada y vieja pretensión de apoderarse de Venezuela enseñó a Chávez
algunas lecciones, era menester tener al pupilo comiendo de su mano para
garantizar la sobrevivencia de su dictadura, para impartir estas lecciones el
astuto dictador contó con fortalezas que tenia de su lado, la admiración
infinita del imberbe recién elegido presidente de Venezuela por su figura,
inexperiencia política, un monumental ego, delirio de grandeza y temor a perder
el poder . Las debilidades del mandatario venezolano pusieron en las manos de
un arquitecto del mal a un discípulo de plastilina que le garantizaría obtener
sin esfuerzo lo que había buscando sin éxito por años.
Las
enseñanzas debían ser bien aprendidas, por lo que se hizo necesario convertir a
Venezuela en un país receptor de ciudadanos cubanos que lo invadieron sin
disparar un tiro, entraron disfrazados de deportistas, médicos, enfermeras,
asesores en problemas de suministro eléctrico (Ramiro Valdez), los invasores
son miembros del G-2 cubano que tiene la misión de preservar la gallina de los
huevos de oro que dá oxigeno a los sanguinarios hermanos Castro y a su
dictadura con autorización del presidente de Venezuela.
Así,
en un aula de novecientos doce mil cincuenta kilómetros cuadrados comenzaron
las enseñanzas, cuando fueron de relevante importancia el aula se trasladaba a
Cuba a donde debía viajar el alumno más aventajado, no por inteligente sino
porque es dueño de una chequera que no le pertenece. Las enseñanzas estuvieron
dirigidas a convencer al alumno que las dictaduras y el dictador se lavan la
cara sacrificando incondicionales como ocurrió con el laureado General cubano
Arnaldo Ochoa y el Coronel Antonio de la Guardia, fusilados por decisión de un
tribunal que desde el poder dirigió Fidel Castro, para exonerar de
responsabilidad su participación y la de su dictadura en el narcotráfico.
En
algunas dictaduras se fusila a quienes en el pasado fueron funcionarios de
confianza transformados en bombas de tiempo por la información que poseen, en
otras donde la inseguridad forma parte de su gabinete se crean escenarios para
eliminarlos. Las lecciones dadas debían enseñar que la corrupción de los
funcionarios con cargos, dinero y poder los convierte en perros serviles que
agachan la cabeza y doblan las rodillas sin voluntad y sin voz, que todo lo que
aqueje al país y a sus ciudadanos es culpa de terceros no importa si son
fenómenos naturales o viejos partidos, se debe aislar al país aprovechando
cualquier hecho como excusa para sacarlo de organismos internacionales con los
que ha suscrito acuerdos.
Una
lección que por conveniencia no le enseñó Fidel a su títere fué que hay tiranos
en países que se aprovechan de otros como lo hizo Cuba con la antigua Unión Soviética
que por años mantuvo viva la dictadura que oprime al pueblo cubano y como desde
hace catorce años se aprovecha de la riqueza y del territorio venezolano
mientras los venezolanos viven en una Venezuela mendiga.