lunes, 6 de septiembre de 2010

LA MUERTE DE FRANKLIN BRITO

Pobre de la Autoridad que Asesina a su Pueblo para que Sobreviva un Miserable Proyecto
- Antonio Semprun -

Cnel. (GN) Antonio Semprun
Oficial de la Plaza Altamira


En la Venezuela del actual dictador, los venezolanos mueren por el sólo hecho de exigir sus derechos fundamentales. El mar de la felicidad hacia donde pretende enrumbar a Venezuela está caracterizado por la miseria, las violaciones a los derechos fundamentales, el hambre, la corrupción y la muerte de aquel que se oponga a su proyecto totalitario sea una persona natural o jurídica. En aquella isla oprimida por un dueto sanguinario murió en huelga de hambre un insigne cubano, Orlando Zapata Tamayo pidiendo respeto por sus derechos. En Venezuela murió Franklin Brito por la misma razón. El dictador venezolano no quiere dejar de parecerse en las acciones a su padre político sin importar que eso represente asesinar connacionales.

Miguel Otero Silva, además de excelente escritor podría atribuírsele rasgos de pitoniso, hoy más que nunca se hace vigente su obra inmortal ''La Muerte de Honorio''. En Venezuela la señora de grandes virtudes donde se ha ocultado el sol por ahora, muere un humilde y heroico agricultor que ha demostrado con su acción, la madera de la que están hechos los venezolanos de bien. En la magistral obra de Miguel Otero Silva, el mítico hijo de Nicolás Barrientos, el Barbero que inventó como una excusa para estar a la altura de sus cuatro compañeros de celda. Franklin Brito era un hombre real de principios y convicciones férreas que a diferencia del hijo de Nicolás Barrientos que murió en la mente y los sentimientos de sus compañeros de celda cuando cayó la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Franklin Brito murió en la dictadura de un profanador luchando por lo que le robaron una banda de forajidos que tiene a la cabeza un megalómano demente, pero este heroico agricultor no va a morir en la memoria y los sentimientos de los venezolanos.

Una canallada más de un cobarde vagabundo quien escondido tras el inmenso poder del estado que le permite comprar conciencias e instituciones viola a Venezuela y asesina a sus nobles y valiosos ciudadanos. Este asesinato del Profanador de tumbas fué materializado en complicidad con la Comisión de Derechos Humanos de la OEA que hizo caso omiso a los pedidos de un ciudadano para que se le respetaran sus derechos. En Venezuela no sólo se está asesinando la disidencia, se está asesinando la DEMOCRACIA.

A Venezuela la han convertido en el país donde el derecho no tiene derechos, porque para que existan debe haber personas que los hagan cumplir haciendo gala de honorabilidad y conocimiento. Personas con estas virtudes están en extinción en este régimen. En Venezuela no existe respeto por la propiedad privada porque los organismos encargados de hacerlos respetar están en manos de personas que los desconocen porque han vivido cincuenta y un años sin derechos ni propiedad privada.

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