domingo, 19 de agosto de 2012

Venezuela un País de Canje


El poder enferma a hombres pobres de espíritu y estos a las sociedades que tienen el deber de proteger. - Antonio Semprun



Cnel. (GN) Antonio Semprun
Oficial de la Plaza Altamira

Chávez, abrió las puertas del país a toda clase de delincuentes que encuentran en Venezuela un paraíso para el narcotráfico, un lugar impune para delinquir donde se esconden del sistema de justicia de los países donde cometen sus delitos. Estas prerrogativas concedidas por un presidente dadivoso con el extranjero y verdugo con ''su'' pueblo las otorga a costa de la seguridad y la paz de la sociedad venezolana. El dinero de la renta petrolera le ha permitido hacer amistades con dictadores de todas las latitudes del mundo a quienes les regala de manera irresponsable miles de millones de dólares mientras sume al país en la miseria y la inseguridad.

Después de catorce años Venezuela no es visto en el mundo como un país que brinda posibilidades para la inversión, por quienes aspiran invertir en lugar seguro sus capitales para progresar a base de esfuerzo y sacrificio, ofreciendo oportunidades de trabajo y superación a los ciudadanos del país en el que invierten. Venezuela es vista hoy como un lugar en el que se puede esconder e invertir dinero producto de actividades ilícitas.

En la Venezuela que Chávez administra bajo la mirada indiferente de los arrodillados poderes del estado, ciudadanos cubanos están al frente de registros, notarias e instituciones donde se emiten cédulas de identidad y pasaportes, dejando es esos ciudadanos la potestad de entregárselos a quienes lo consideren prudente. Al país han ingresado centenares de obreros chinos en el área de la construcción privando de oportunidades de trabajo igual número de venezolanos, la población venezolana hace acrobacias para conseguir los productos de primera necesidad mientras en los puertos del país administrados por personal extranjero se pudren miles de toneladas de alimentos.

Los venezolanos deben pasar un calvario para adquirir el cupo de la moneda extranjera estipulada por el estado, mientras Chávez y su comitiva de alegres viajeros gastan miles de millones de dólares en giras estériles. El pueblo de Venezuela vive en tinieblas alumbrándose con velas mientras Chávez, dona dinero venezolano a Nicaragua y Bolivia para que se construyan tres centrales eléctricas que solucionaran el problema de alumbrado eléctrico a miles de familias en esos países.

En la Venezuela de los últimos catorce años la seguridad del estado y de sus ciudadanos está en manos de extranjeros, eso explica en parte porque al régimen no le duele y menos le preocupa que cada fin semana los venezolanos se conviertan en un número cada vez más alto en las estadísticas reflejadas en dolorosos partes de guerra cada fin de semana. En el régimen de Chávez, la educación y la salud son cubos de lego con los que juegan a su conveniencia mientras invierte miles de millones de dólares en compra de armamento para librar una guerra con un enemigo que sólo vive en la cabeza de Chávez.

Después de catorce años Venezuela es un país de niños acróbatas en las esquinas de las ciudades, un país de expropiaciones, un país inseguro en lo personal y jurídico, un país rico en la miseria, un país de corrupción desbocada. Chávez, pretende que los venezolanos le demos más tiempo porque según Él, aún no ha terminado su obra, es tiempo de dejar de mirar con desdén lo grave que a diario ocurre en el país permitiéndole a Chávez, ir desmontando lentamente pero sin pausa las instituciones del estado para adaptarlo a un modelo político dependiente y atrasado donde sólo se beneficia quien ejerce el poder.

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