domingo, 12 de octubre de 2014

Muerte y sangre, el sello rojo de la dictadura de Maduro


 

El pasado martes la capital de Venezuela, convertida en una de las ciudades más violentas del mundo por  la ineptitud de Maduro y sus personeros volvió a ser escenario de muerte, está vez se enfrentaron quienes han sido armados por la dictadura para defenderla con la fuerza pública del estado.

Maduro, en su afán por ocultar el fracaso la mayor característica  de su gestión, vuelve a mencionar los nombres de quienes juegan en su banca de culpables de  lo que pase en Venezuela,   señala como responsables del  siniestro asesinato de Robert Serra,  a Uribe, Obama, el fascismo, la derecha apátrida y la burguesía golpista.

El monstruo que adiestraron para defender la dictadura  les muestra los dientes,  se enfrenta a tiros al CICPD, usando las armas que le  dotaron  y que han convertido al pais en una morgue nacional, en la que se desmiembran venezolanos y  les sacan los ojos,   una  modalidad que muestra una mezcla de venganza, ajuste de cuentas y religión politeísta.

La complicidad entre los órganos encargados de impartir justicia, los  de hacer las averiguaciones y la embriaguez por permanecer en el poder de la banda de delincuentes que secuestro el poder en Venezuela, convierte a los venezolanos en víctimas inocentes y desarmadas del monstruo que crearon y ya no pueden controlar.

En Septiembre ingresaron a la morgue de Bello Monte los cadáveres de 425 venezolanos todos con el sello de la inseguridad,  que no causan  centimetraje comunicacional, ni  “indignación y dolor” en los personajes de la dictadura como el que produce aquel que lleva el indiscutible sello rojo, que además de pretender achacárselo  a quienes  no aguantan una responsabilidad más en su haber, guardan un característica común con los que llevan el sello de la inseguridad “no  hablan más”.

 

Cnel (GN) Antonino Semprun

@antoniosemprun

 

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