domingo, 21 de junio de 2015

Destructivo experimento llamado Socialismo del siglo XX


La reciente visita de la delegación de senadores brasileños al país  vuelve a poner en evidencia la arbitrariedad y el  irrespeto al que han sido sometido los venezolanos por más de una década,  está vez se aplicó contra representantes de un parlamento extranjero que quisieron verificar personalmente si en Venezuela se violan de manera flagrante los Derechos Humanos de sus ciudadanos, los seguidores del régimen forajido de Nicolás Maduro no les permitieron ir más lejos de las adyacencias del aeropuerto  Internacional Simón Bolívar.

El comportamiento del régimen en nada lo ayuda en su esfuerzo de mostrar a Venezuela como un  país  democrático preocupado por el bienestar de su sociedad civil fue solo una muestra  de los que a diario enfrentan los venezolanos para sobrevivir   en un territorio arrasado por la miseria, el odio y la incertidumbre que propicia la camarilla de delincuentes que pretende continuar bajo el paragua de la impunidad que le ofrece el poder que usurpan.

El Socialismo del siglo XXI implantado en el país desde 1998 ha dejado en su trayecto a su nefasto creador y a un gran número de colaboradores que  han aportado su granito de arena en la destrucción de Venezuela   y  desde su destierro  revolucionario pretenden lavarse las manos de la dramática realidad que hoy viven los venezolanos como consecuencia de su avaricia, servilismo  y falta de compromiso nacional.

El Socialismo del siglo XXI fue implantado no solo para entregar la Soberanía de país, desmantelar las instituciones democráticas para ponerlas a su servicio sino para rescatar dictaduras en etapa terminal, oxigenar regímenes afines  y crear una nueva clase social  capaz de amasar millonarias fortunas en tiempo record.

El experimento fracasó porque lo que expropio hoy no produce, porque destruyó el aparato productivo nacional, porque PDVSA después de ser una de las empresas más solidas del mundo es hoy un pulpería quebrada, porque los servicios públicos son un desastre, porque a pesar del inmenso ingreso por la renta petrolera el país está en bancarrota y porque la dirección del país sigue en manos de la ineptitud, la ignorancia y la avaricia.

Ante este caótico escenario la peor tragedia que viven los venezolanos no es la agresión, el irrespeto, la humillación y la ofensa por parte de una camarilla de delincuentes intoxicados de poder,  es la quietud de una sociedad indiferente frente a la desgracia que enfrenta y que sigue esperando por un mesías olvidando que una vez se equivoco cuando lo eligió.

Cnel (GN) Antonio Semprun
@antoniosemprun
Coronelantoniosemprun.blogspot.com

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