La decisión de Nicolás Maduro de adelantar las elecciones presidenciales ordenadas por un órgano ilegitimo creado a la medida de sus ambiciones personales y partidistas, hace que aparezcan en escena políticos de vieja data que pareciera estaban como caimán en boca de caño esperando la decisión para hacer fila, y sumisos caminar hacia la guillotina que los decapitará.
Es tan grande la ambición de poder de estos hombres que no les deja ver lo que para la Comunidad Internacional, el Grupo de Lima, Estados Unidos y probablemente otros países es evidente. La banda de ladrones que usurpa el poder en Venezuela hará lo que han demostrado saber hacer "ROBAR".
La repugnante ambición pone en riesgo las aspiraciones de libertad de millones de venezolanos, lanza a la basura la lucha de Oscar Perez y su grupo, ignora el asesinato de más de ciento cuarenta jóvenes, desconoce los centenares de presos políticos privados injustamente de su libertad, desprecia la esperanza de mejorar la calidad de vida de quienes buscan comida entre la basura, de quienes no encuentran medicinas para aliviar sus dolores o mueren porque las farmacias están vacías y desconoce la tragedia de un éxodo inédita que aumenta cada día.
Desempolvarán las convenientes y repetidas excusas durante la campaña, dirán, hay que defender los espacios, espacios que la tiranía les ha invadido o expropiado cada vez que los han ganado y después de los resultados, dirán, nos robaron y montarán un show mediático en el que propondrán ir a reclamar ante la ANC.
Estos ambiciosos cómplices, decididos a hacerle el juego a la tiranía, deben entender que el único espacio qué hay que ganar y defender es la calle para boicotear el acto ilegal propuesto por una tiranía asesina para mantenerse en el poder, acto que además es rechazado de manera unánime por un grupo de países amigos.
La tozudez de cuatro individuos que los llevará a su muerte política no importaría si no estuviera en juego la paz de la República, pero como ese comportamiento la arriesga de manera peligrosa es imperioso someterlos al desprecio público y al aislamiento social. Las ambiciones de un grupo de individuos no pueden estar jamás por encima del interés colectivo.
Cnel (GN) Antonio Semprun
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