Cada individuo es responsable de elegir y luchar por el destino que desea vivir.
- Antonio Semprun
Cnel. (GN) Antonio Semprun
Oficial de la Plaza Altamira
Chávez transformó a Venezuela en un país donde sus ciudadanos se ven obligados a tener dos vidas, la que viven desde el momento en que diariamente salen de sus hogares para convertirse en acróbatas de las calles para evitar sus huecos, lidiar con el stress que genera librarse por un día más el no haberse convertido en una estadística de la inseguridad en un país en el que se perdió el respeto por la vida y la que deben vivir cuando regresan a casa después de un arduo día de trabajo donde se auto imponen un toque de queda, deben propiciarse su propia seguridad refugiándose en sus casas porque el estado responsable de brindársela es un órgano paralitico, ciego y cómplice.
La Venezuela de la vida diurna pertenece a la mayoría de los venezolanos de a pie que salen a ganársela cada día, mientras la Venezuela de la vida nocturna es la que desde hace tiempo le pertenece a la inseguridad desatada en el país, producto de la actividad de grupos armados por el régimen ó descontrolados como consecuencia de la oceánica ineptitud para combatirlos, utilizados como arma política para sembrar miedo en la población venezolana, grupos conformados por delincuentes de la calle e integrantes de los organismos de ''seguridad'' del estado, cada vez mejor organizados que hacen que la vida en Venezuela sea una ruleta rusa que se refleja en paginas rojas cada fin de semana.La revolución de Chávez convirtió a Venezuela en un gran clan de delincuentes que al mejor estilo de los carteles de la droga se disputan territorios, bandas que usan el poder desde el poder para delinquir, otras amparadas en la impunidad y la complicidad perpetran fechorías que les generan jugosos beneficios, las acciones acometidas por estas bandas tienen un mismo doliente que paga las consecuencias, el pueblo de Venezuela.
El gran logro de estos trece años de caos y desaciertos es un país donde viven dos clase de venezolanos, quienes se auto proclaman ''revolucionarios'' que viven en la Venezuela donde no pasa nada, donde todo está bien porque el dinero robado y el abuso de poder les pone una conveniente venda en los ojos y está la Venezuela en la que vive la mayoría de los venezolanos alejados del poder y de las tentaciones del dinero mal habido que enfrentan una tragedia cada día, luchan por sobrevivir en la Venezuela de los pocos mal llamados ''revolucionarios'' que se creen una raza superior por el hecho de obedecer sin protesta a un individuo que con dadivas ajenas les compró la vida.
En esta caótica realidad convirtió Chávez al país, un mandatario virtual que pretende desde la distancia gobernar los dos toletes de país que creó, el de los "revolucionarios" que en el más mínimo atisbo de inseguridad personal se venderán al mejor postor para conservar el status quo obtenido en el mercado negro del servilismo que los hace ''señores'' y el de la mayoría de los venezolanos cansados de tanta humillación y engaños a quienes se les va la vida luchando por vivir en un régimen que los desprecia pero que se aprovecha de ellos.La revolución bonita que Chávez creo es para unos pocos, para los que se le arrodillan y carecen de voluntad propia, el resto, la mayoría de los venezolanos viven llorando a sus muertos, tratando de defender lo que con esfuerzo han construido, resolviendo el día a día, viven en un clima de intranquilidad, sin sus necesidades básicas cubiertas, la razón de esta penuria para estos venezolanos no es porque sean flojos es porque no se vistieron de rojo. La Venezuela que quiere imitar a Cuba tiene trece años viviendo entre la incertidumbre, los rumores, la imaginación y los temores.
El país vive en un estado de secreto donde sus ciudadanos desconocen la realidad de lo que pasa en el país porque todo lo tienen oculto que es la única manera de evitar que afloren las triquiñuelas con las que se hacen todas la operaciones en este régimen, hasta la salud del mandatario se convirtió en un secreto de estado, circunstancia que solo ocurre en los gobiernos totalitarios.
- Antonio Semprun
Cnel. (GN) Antonio Semprun
Oficial de la Plaza Altamira
Chávez transformó a Venezuela en un país donde sus ciudadanos se ven obligados a tener dos vidas, la que viven desde el momento en que diariamente salen de sus hogares para convertirse en acróbatas de las calles para evitar sus huecos, lidiar con el stress que genera librarse por un día más el no haberse convertido en una estadística de la inseguridad en un país en el que se perdió el respeto por la vida y la que deben vivir cuando regresan a casa después de un arduo día de trabajo donde se auto imponen un toque de queda, deben propiciarse su propia seguridad refugiándose en sus casas porque el estado responsable de brindársela es un órgano paralitico, ciego y cómplice.
La Venezuela de la vida diurna pertenece a la mayoría de los venezolanos de a pie que salen a ganársela cada día, mientras la Venezuela de la vida nocturna es la que desde hace tiempo le pertenece a la inseguridad desatada en el país, producto de la actividad de grupos armados por el régimen ó descontrolados como consecuencia de la oceánica ineptitud para combatirlos, utilizados como arma política para sembrar miedo en la población venezolana, grupos conformados por delincuentes de la calle e integrantes de los organismos de ''seguridad'' del estado, cada vez mejor organizados que hacen que la vida en Venezuela sea una ruleta rusa que se refleja en paginas rojas cada fin de semana.La revolución de Chávez convirtió a Venezuela en un gran clan de delincuentes que al mejor estilo de los carteles de la droga se disputan territorios, bandas que usan el poder desde el poder para delinquir, otras amparadas en la impunidad y la complicidad perpetran fechorías que les generan jugosos beneficios, las acciones acometidas por estas bandas tienen un mismo doliente que paga las consecuencias, el pueblo de Venezuela.
El gran logro de estos trece años de caos y desaciertos es un país donde viven dos clase de venezolanos, quienes se auto proclaman ''revolucionarios'' que viven en la Venezuela donde no pasa nada, donde todo está bien porque el dinero robado y el abuso de poder les pone una conveniente venda en los ojos y está la Venezuela en la que vive la mayoría de los venezolanos alejados del poder y de las tentaciones del dinero mal habido que enfrentan una tragedia cada día, luchan por sobrevivir en la Venezuela de los pocos mal llamados ''revolucionarios'' que se creen una raza superior por el hecho de obedecer sin protesta a un individuo que con dadivas ajenas les compró la vida.
En esta caótica realidad convirtió Chávez al país, un mandatario virtual que pretende desde la distancia gobernar los dos toletes de país que creó, el de los "revolucionarios" que en el más mínimo atisbo de inseguridad personal se venderán al mejor postor para conservar el status quo obtenido en el mercado negro del servilismo que los hace ''señores'' y el de la mayoría de los venezolanos cansados de tanta humillación y engaños a quienes se les va la vida luchando por vivir en un régimen que los desprecia pero que se aprovecha de ellos.La revolución bonita que Chávez creo es para unos pocos, para los que se le arrodillan y carecen de voluntad propia, el resto, la mayoría de los venezolanos viven llorando a sus muertos, tratando de defender lo que con esfuerzo han construido, resolviendo el día a día, viven en un clima de intranquilidad, sin sus necesidades básicas cubiertas, la razón de esta penuria para estos venezolanos no es porque sean flojos es porque no se vistieron de rojo. La Venezuela que quiere imitar a Cuba tiene trece años viviendo entre la incertidumbre, los rumores, la imaginación y los temores.
El país vive en un estado de secreto donde sus ciudadanos desconocen la realidad de lo que pasa en el país porque todo lo tienen oculto que es la única manera de evitar que afloren las triquiñuelas con las que se hacen todas la operaciones en este régimen, hasta la salud del mandatario se convirtió en un secreto de estado, circunstancia que solo ocurre en los gobiernos totalitarios.
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