El Socialismo del
siglo XXI, después de diecisiete años es un proyecto que fracasó, lo sostiene instituciones corroídas por la corrupción que cederán al empujón del cambio que vendrá para
dar paso a la reconstrucción de un país que ahora tiene en su haber la dolorosa
experiencia de lo que ocurrió y del por que ocurrió.
Venezuela
enfrenta una crisis humanitaria de proporciones desastrosas que Nicolás Maduro
se empeña en ocultar a toda costa porque es prueba contundente de lo inviable
que es el proyecto que heredó y profundizo, el país y su población muestran
graves síntomas de abusos, que hace responsable a sus autoridades de incurrir
en delitos de Lesa humanidad.
Los venezolanos
están muriendo por falta de medicinas que permitan atender las emergencias de
salud que padecen, la dictadura niega la crisis humanitaria que sumerge a
Venezuela en el caos social, económico y político más grave del continente, no
hay alimentos ni medicinas, lo que ha llevado a la población a protestar
masivamente en todo el país y como respuesta recibe represión y arrestos.
En una decisión
criminal el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) declaró inconstitucional la Ley
Especial para atender la crisis humanitaria en materia de salud promulgada por la
AN, mientras Nicolás Maduro cava su propia tumba y hace más difíciles los días de su miserable vida al no
permitir que el Fondo Rotatorio-Estratégico de Medicinas de la Organización
Mundial de la Salud (OMS) brinde medicinas subsidiadas para atender la emergencia
ocasionada por su régimen, ni que se reciba
ayuda del gobierno español, del gobierno
Chileno, del senado y el Congreso Brasileño, de la Organización Panamericana de
la Salud, de la Unión Europea o de la Organización Católica Cáritas.
La actitud indolente
y pendenciera del régimen hizo que el
pasado cinco de julio la angustia de valientes mujeres venezolanas abrieran un
corredor humanitario hacia Colombia, vulneraron el cordón militar que les
impedía el paso para buscar medicinas y comida en un país que ha sido solidario con su vecino cuando estaciona
al otro lado del puente Internacional Simón Bolívar vehículos en los que se lee
“Unidad Medico-Odontológica” donde los venezolanos adquieren antibióticos y
medicamentos para enfermedades renales, gastrointestinales e hipertensión para
lo que deben mostrar cedula de identidad, receta medica y paso conducto.
Un estomago vacío
no conoce de Marx, de Lenin, de escuálidos o de revoluciones, el único golpe
que le podrá firma y fin a este moribundo régimen es el hambre, las mujeres
venezolanas serán fieras convertidas en guerras que lucharan para alimentar a
sus hijos, el pueblo al que engañaron y que los encumbro en el poder será el
que los baje de allí por estafadores y malandros, no hay soldado más valiente y
decidido que una madre que ve a sus hijos morir de hambre.
Esa es la
situación que están viviendo los venezolanos, aceptar el fracaso y enfrentar inminentemente
lo establecido el Estatuto de Roma en sus artículos 7 letra k, y 8 sección b
numeral XXV, hace que Nicolás Maduro y
su régimen libren una lucha que perderán contra un pueblo que debe terminar de
despertar para expulsar del poder a los delincuentes que lo han llevado a la
angustia, la miseria, la desesperación y la muerte.
Cnel (GN) Antonio Semprún
@antoniosemprún
coronelantoniosemprún.blogspot.com
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