En los cuarenta
años que antecedieron al adefesio que tiene a los venezolanos muriendo de
hambre y sometidos a las peores humillaciones que puede enfrentar un ser humano
siempre hubo diferencias entre los que lo tenían todo, los que podían darse uno que otro gusto y quienes a duras
penas satisfacían sus necesidades básicas.
Siempre hubo esas
diferencias, lo que nunca hubo fue ver a venezolanos haciendo colas para
comprar comida, que los marcaran como reses para evitar que repitan una compra
de alimentos, que les entregaran un carnet de alimentación emitido por el
Consejo Comunal de la zona en la que
vive el Jefe de Familia como es denominado quien recibe una bolsa de comida que
debe durar un mes sin importar el numero
de los integrantes, jamás se vio niños muriendo de hambre o madres ahorcándose por
la desesperación de no encontrar comida para sus hijos como es el caso de la
señora Carmen Sánchez en el municipio Santa Rita.
La brutal escasez
de alimentos, la inflación que ha elevado el valor de la cesta básica a 303.615 Bs, mientras el salario básico es de
33,636 Bs ha creado un ambiente de angustia en los venezolanos, las
estadísticas reflejan que mueren veintiocho niños al día por desnutrición, las madres
están abandonando a sus hijos por no poder alimentarlos, los saqueos en busca
de comida están a la orden del día, este dantesco escenario es responsabilidad
de quienes sin control han administrado el país durante los últimos diecisiete
años.
La ineptitud y el
uso del poder para esconderla se ve en
todas las dependencias del país, un juez prohíbe hablar del General Carlos Osorio responsable político
de la grave crisis alimentaria que enfrenta Venezuela, se detienen venezolanos por el “delito” de protestar
porque tienen hambre, ésta desgracia
solo la vive el venezolano de a pie, los jerarcas del régimen están preocupados
por conservar el poder a costa del hambre, la desesperación y la muerte de
niños y padres venezolanos.
Estómagos vacíos
no tienen color ni ideología política, estamos al borde de un precipicio
mientras el sector político sigue sembrando esperanzas y promesas, los mueve el
interés, misma razón que movió a los doce país que votaron por el “no” para que
se aplicara la Carta Democrática contra Venezuela en la OEA, no les conviene
tomar acciones contundentes en el momento critico que vive el país para no
“quemarse” la preocupación por su estatus quo los hará ver venir un tsunami ocasionado
por la impotencia y desesperación de un pueblo.
Nicolás Maduro,
su servidumbre y algunos políticos de la oposición han jugado con el dinero,
las propiedades, las empresas, los trabajos de los venezolanos y no ha pasado
nada, jugar con el hambre de un pueblo es jugar con un barril de pólvora sobre
una fogata.
Cnel (GN)
Antonio Semprún
@antoniosemprún
coronelantoniosemprún.blogspot.com
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